martes, 30 de noviembre de 2010

Cuando Estados Unidos se muerde la cola


El capítulo argentino de Wikileaks, la enciclopedia mundial de las filtraciones, muestra qué ocurre cuando un grupo de burócratas formula preguntas y los diarios se apuran a interpretarlas a su particular manera.


Por Martín Granovsky

Por decisión propia o ajena, por filtración o hackeo, los burócratas de inteligencia del Departamento de Estado acaban de imitar al personaje de la película El buen pastor. El atormentado protagonista que encarnaba Matt Damon, un agente de la CIA, terminó sin saber realmente para quién espiaba y quién lo espiaba a él. En el caso de los cables diplomáticos que difundió el diario El País habría que agregar otros personajes para una remake del film: además del perro que se muerde la cola (Damon) hay espectadores que miran su caca y la usan para interpretaciones esotéricas como si leyesen la borra del café.
Salvo que uno tenga la misma mente conspirativa de ese grupo de burócratas o sus admiradores españoles y argentinos, incapaces de articular una duda, es obvio que los cables conocidos hasta el momento no bastan para cerrar una buena historia. O al menos una historia seria.
Ayer El País de Madrid tuvo la gentileza de aportar los cables. Se agradece: había comenzado a tratar el tema de Wikileaks, la enciclopedia mundial de las filtraciones, con títulos sesgados sobre la Argentina que no aportaban ningún razón. En periodismo, razón es dato. No aportaba datos.
En una conducta habitual para organismos oficiales y corporaciones –pedir perfiles psicológicos de líderes extranjeros– un cable clasificado pregunta por “la dinámica interpersonal de Kirchner” y pide detalles sobre el comportamiento de Cristina Fernández de Kirchner y de Néstor Kirchner. Fue enviado por el área de inteligencia del Departamento de Estado a la embajada norteamericana en la Argentina el 31 de diciembre de 2009 a las 14.55. El cable está catalogado como “secreto”.
Un cable anterior agradece informes sobre el gobierno argentino. Ese cable es del 22 de abril de 2009 a las 13. También la catalogación es de “secreto”.
Un tercer cable, de la misma fecha que el primero, es la evaluación de la embajada de los Estados Unidos sobre la entonces reciente visita del secretario adjunto para Asuntos Latinoamericanos, Arturo Valenzuela. Ese cable es “confidencial”, o sea menos secreto que los anteriores, y fue desde Buenos Aires hacia Washington.
El Gobierno argentino no hizo ayer declaraciones oficiales sobre el tema. Un alto funcionario accedió a comentar el tema con Página/12 a condición de no ser citado. “Los cables revelan que una parte de la administración norteamericana se convirtió en un Estado policial, con un análisis muy pobre de la política internacional”, dijo. También tejió una hipótesis: “Muchas veces ese tipo de organismos, como los que hacen inteligencia dentro del Departamento de Estado, exageran su trabajo, aunque lleguen a conclusiones y límites absurdos, para autojustificar su existencia, pedir más presupuesto y aumentar su poder interno”.
La reacción de la embajada de los Estados Unidos, que firma la encargada de prensa Shannon Farrell, tiene el tono habitual de los momentos delicados. Elige las palabras para esquivar algún tema de fondo, como el que se deriva del Wikileaks, pero la articulación de vocablos se cuida de incurrir en una mentira que luego podría serle reprochada. “Los cables diplomáticos reflejan el análisis interno diario y apreciaciones directas que hacen a las deliberaciones sobre las relaciones externas del Gobierno”, dice casi en formato de manual. “A menudo, estos cables contienen expresiones preliminares e incompletas relacionadas con asuntos de política exterior”, agrega. Por eso recomienda no adjudicarles “peso propio ni son representativas de la política de los Estados Unidos”. Explica: “Citas parciales de análisis o comentarios expresados en cables no reflejan el contexto global y constituyen meramente la opinión del funcionario que informa o un compendio de opiniones de una variedad de fuentes locales destinadas a transmitir la diversidad de interpretaciones, especulaciones y argumentos sobre un asunto o cuestión determinada”.
El texto de Farrell tiene una habilidad: al hablar del “funcionario que informa” se refiere a la embajada y no al área de inteligencia conocidas con las siglas INR/OPS dentro del Departamento de Estado. La referencia a “expresiones preliminares e incompletas” podría abarcar a organismos con sede en Washington, pero eso no queda tan claro en el texto.
La INR/OPS quedaría así, dentro de las reglas generales del día de ayer, es decir en el marco de lo que la secretaria de Estado dijo (o no dijo) sobre los miles de documentos filtrados y que fueron a parar a Wikileaks. O dentro de lo que Hillary Clinton condenó porque las filtraciones podrían herir las relaciones con otros países.
En el cable que produjo el morbo mayor por parte de El País y de La Nación, la directora del INR/OPS, Elissa Pitterle, muestra su interés “por la dinámica de sus dirigentes, en particular en lo que tiene que ver con Cristina Fernández de Kirchner y Néstor Kirchner”. Señala que “sobre la base de informes previos y de acuerdo con nuestros valores analíticos, actualmente estamos preparando un informe escrito que examine la dinámica interpersonal del tándem gobernante”. Añade que tienen “una comprensión mucho más sólida del estilo y de la personalidad de Néstor Kirchner que de la de Cristina Fernández de Kirchner”.
Para evaluar a Cristina, ya Presidenta de la Nación, pide el documento enviado a la embajada:
• En relación al “estado mental y la salud”, de qué modo la Presidenta “administra sus nervios y su ansiedad”, cómo “afecta el stress su comportamiento hacia sus asesores y su sistema de toma de decisiones”, si toma o no para el stress “alguna medicación”, de qué manera sus emociones “afectan sus decisiones” y “cómo se calma cuando se estresa”.
• La preocupación por Kirchner es su situación gastrointestinal. La inquietud es si ese problema lo molesta y qué medicamentos usa. “Bien conocido por su temperamento, ¿demostró Néstor Kirchner una tendencia mayor a cambiar entre extremos emocionales? ¿Qué cosas son las que le disparan su ira?”
• De nuevo sobre Cristina, cuando enfrenta problemas, “¿tiene una visión estratégica y con panorama o prefiere una visión táctica?” Y también: “¿Ve las cosas en blanco y negro o con matices?” Y esto: “¿Comparte con Néstor Kirchner la visión de la política que ve adversarios o modera el estilo de él de usar la mano pesada para la política?”
• El Departamento de Estado también expresa curiosidad sobre cómo usan el día Cristina y Néstor y cuándo Cristina lleva la delantera en algún tema.
En el cable secreto en el que agradece información enviada antes del viaje del vicepresidente Joe Biden a Chile, pide datos precisos sobre la relación del entonces canciller Jorge Taiana con Montoneros y pregunta “por su supuesta participación en el atentado contra un bar en julio de 1975”. No inquiere por la prisión de Taiana, que comenzó justamente en 1975, durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón, pero en cambio interroga por “los varios nietos”, una inexactitud.
Los dos cables secretos están firmados, al final, con una palabra: “Clinton”. Es Hillary, claro, secretaria de Estado, y por lo tanto responsable de la curiosidad o la torpeza de sus subordinados para custodiarla.
Hasta el momento, al menos, no fueron o filtrados o difundidos documentos de respuesta exacta a los requerimientos. Si eso ocurriera podría emprenderse un análisis serio sobre si los diplomáticos encargados del tema refritaron notas mediocres de revista, cometieron algún acto ilegal en búsqueda de secretos médicos o simplemente conversaron con argentinos sobre esos temas y fueron armando un rompecabezas.
El caso del informe de la embajada sobre la breve gira de Valenzuela es más nítido. Incluso se asombra de que luego de la conferencia de prensa que dio, “los medios argentinos comenzaron a focalizar casi con exclusividad la declaración de Valenzuela sobre que la comunidad de negocios norteamericana en la Argentina le había transmitido preocupaciones sobre la vigencia de la ley y el manejo de la economía en la Argentina”. Dice el mismo documento que “la prensa informó que Valenzuela contrastó esas preocupaciones con el entusiasmo y las intenciones de invertir que manifestaba la comunidad de negocios en 1996”, cuando el mismo funcionario tomó contacto con empresarios durante la presidencia de Carlos Menem.
“Como ejemplo de la naturaleza sensacionalista de buena parte de la cobertura, La Nación puso en sus títulos el 17 de diciembre el siguiente: ‘Choque con los Estados Unidos sobre el Estado de Derecho en la Argentina’, y el 18 de diciembre ‘Protesta a los Estados Unidos sobre las críticas del enviado de Obama’”. En rigor, Estado de Derecho es una traducción literal. Tiene que ver con “rule of law”, expresión sajona utilizada como única porque ni en los Estados Unidos ni en el Reino Unido suelen usarse ni “seguridad jurídica” ni “inseguridad jurídica”, los dos eufemismos habituales en la Argentina en el mundo del lobby.
El texto de la embajada cita declaraciones del canciller, Héctor Timerman, que señaló que Valenzuela no se reunió ni con la CGT ni con el radicalismo sino solo con Francisco de Narváez, Mauricio Macri y Julio Cobos.
Lo que hasta que no se demuestre espionaje pudo ser una comedia de enredos o el simple trabajo –en algunos casos malo, en otros con mayor calidad, de un grupo de diplomáticos– quedó con un sesgo tremendista por la cobertura inicial de El País de España.
Ayer, en su edición impresa, El País incluyó un recuadro con el título “El mundo según Washington”. Allí, junto a la de cinco importantes figuras, está la foto de Cristina Kirchner y el texto dice: “Washington solicitó información sobre la salud mental de la presidenta argentina”. En la página 3 el diario español anuncia que mañana (por hoy) el diario ofrecería detalles. “Por ejemplo, sobre las sospechas que la presidenta argentina despierta en Washington, hasta el punto de que la Secretaría de Estado llega a solicitar información sobre su estado de salud mental”.
En la nota que saldrá hoy, y que anoche podía leerse por Internet, las cosas ya eran distintas. El artículo de Soledad Gallego-Díaz se titula “Inquietud por la personalidad y el modo de trabajo de Kirchner”. El primer párrafo menciona “una gran curiosidad por conocer la personalidad de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner”. ¿Inquietud es lo mismo que curiosidad? No, pero algunos medios a veces exageran un poco para llamar la atención. Lo que está claro es que ni “inquietud” ni “curiosidad” son lo mismo que “sospechas”, que es lo que anunciaba El País que informaría ayer. Y “personalidad” no es lo mismo que “estado de salud mental”, expresión que como se vio en el primer cable nunca aparece de esa manera.
¿El País ya disponía de los cables filtrados sobre la Argentina? Si es así, ¿dio la primera información sin leerlos? ¿Anunció algo que luego no pudo satisfacer y después, con mayor profesionalidad, se corrigió? El diario no informó sobre esas contradicciones.
Más allá de la coincidencia o disidencia de cada lector con sus editoriales, y de la admiración por alguna de sus plumas o por el papel clave que cumplió en la transición democrática española, el diario carga con una mochila pesada. El 11 de marzo de 2004, cuando un grupo fundamentalista islámico cometió el atentado de la estación de Atocha, en Madrid, El País por acuerdo con el gobierno de José María Aznar especuló con que el atentado podría haber sido cometido por la organización terrorista ETA. No importaba que la ETA tuviese otra tradición criminal, de asesinatos selectivos y no de homicidios en masa, y que acostumbrase o anunciar o atribuirse de inmediato los ataques: para El País operaba, en ese momento, una razón de Estado.
La Nación de ayer tituló su nota principal “Preocupación por Cristina Kirchner”.
Debía ser una lectura libre de El País, que a su vez había hecho su lectura libre o sencillamente se había apurado.
Un título que la embajada de los Estados Unidos podría haber calificado de “sensacionalista”.
¿Lo hará hoy en su informe al Departamento de Estado?
Por favor, ahora no corte Wikileaks.
Fuente: Página 12

El Terror en el D2 de Mendoza

Por Pablo Gabriel Salinas *

El ex preso en el D2 de Mendoza Fernando Rule declaró el jueves 25 de noviembre de 2010 y manifestó ante el tribunal lo siguiente: “El terror es la impotencia de saber que pueden hacer con uno lo que quieren no sólo físicamente sino humillar y la violación sexual la usaron para humillarnos. Hacerme saber que estaban violando a mi mujer a un metro y medio de la puerta de mi celda era para humillarme, era para que yo escuchara, al punto que uno de esos días me hacen tocarla para ver que estaba colgada o atada, desnuda absolutamente, y juegan y hacen obscenidades y las relatan. Y esas violaciones ocurrían muchas veces, yo no sé si la literatura obscena las contempla, hablo de 10, 15 veces por día, las violaban cada media hora. Yo quiero decir que no hay quien se salve de la responsabilidad de las violaciones. Si el jefe del D2 dice que eran unas 70 personas y si consideramos que trabajaban 24 x 48 hs y un tercio de ellos que son 25, para violar a 4 o 5 mujeres tienen que intervenir todos, para violar cada media hora durante tantos días tienen que ser todos, desde el que prepara el mate hasta el jefe. Incluyendo al supuesto juez que entró un día, incluyendo al cura que me fue a ver que no sé si es cura. Todos ellos sabían, observaban y miraban, aun las policías mujeres. Parece que a la noche se relajaban un poco, los policías tomaban o comían unas pizzas. Parece que un policía se propasó con una policía y le dijo ‘si querés tocarle el culo a alguien andá a violar una presa’ y vinieron muchas violaciones”.
Es curioso que nadie habla de las violaciones sexuales a las que fueron sometidas nuestras compañeras detenidas secuestradas, algunas asesinadas integrando la lista de desaparecidas y otras sobrevivientes al horror.
Nuestros jueces y fiscales no investigan esas violaciones y nuestro sistema legal mira para otro lado, cómo es posible esto, con teorías jurídicas absurdas que llaman al hecho, hecho de mano propia y sostienen que no es posible investigarlo porque no se puede averiguar quién fue el violador.
Pero la violación sexual fue tan sistemática como la tortura y el asesinato y desaparición forzada porque cumplía el mismo rol de humillar al oponente, violar a su mujer a escasos metros, hechos que de tan terribles no se pueden pronunciar y que en la historia argentina no reconocen antecedentes inmediatos.
Cuando Fernando Rule terminó de declarar, los abogados querellantes pedimos que se remita compulsa a la Fiscalía y que se investiguen los hechos de violaciones sexuales ocurridos en el D2 de Mendoza con las fotos de todos quienes “prestaban servicios” allí entre los años 1976-1983 para que las víctimas puedan compulsar las fotos y posiblemente reconocer a sus victimarios, este delito no sería de instancia privada ya que formaron parte del ataque generalizado a la población civil y constituye “crímenes contra la humanidad” conforme la definición de Nüremberg y luego sostenida por la Corte Interamericana en los casos “Chumbipuma Aguirre vs. Perú”, (Barrios Altos), o el caso “Almonacid Arellano vs. Chile”.
No deja de sorprenderme que ningún medio nacional haya dicho una palabra sobre las declaraciones de Fernando Rule y del ataque de género que sufrieron nuestras compañeras, no sólo porque el tema de la problemática de género viene siendo abordado en distintas investigaciones, sino porque es un tema que hoy se investiga y trabaja muchísimo.
Pero cuál será la impronta de dolor y de sufrimiento que produce saber que no sólo torturaron y asesinaron, sino que violaron en forma sistemática, que humillaron a toda una generación de jóvenes a los cuales destruyeron en nombre de la “moral occidental y cristiana”, en nombre de la “fe”, apoyados por la Iglesia institución y con la cobertura y los sueldos de las fuerzas armadas y de seguridad, seguramente estos violadores son excelentes padres, abuelitos lindos y reconocidos por sus familiares escondiendo y guardando muy dentro las atrocidades que cometieron.
Pero, al fin, la verdad empieza a salir a la luz y tenemos que enfrentarla como sociedad para que esto no ocurra “nunca más”.
* Abogado querellante en el juicio contra represores en Mendoza.
Fuente: Página 12

Rebote de una operación de la prensa local en la Casa Blanca

Por Rafael Bielsa
Ex canciller.

La búsqueda de información por parte de la embajada de los Estados Unidos sobre la salud mental de la presidenta Cristina Fernández fue un rebote de una operación de prensa local que montaron una supuesta “bipolaridad” de la presidenta antes de la campaña electoral para las elecciones de 2007. Los informes de la embajada de los Estados Unidos fue una consecuencia de esa operación, y por eso no hay que enojarse, ni torear, con el Departamento de Estado o la Embajada en Buenos Aires.
Aunque no hay que perder la calma, sí hay que poner arriba de la mesa el contenido de los informes del sitio de Internet WilkiLeaks para analizarlos y ver qué hacer, porque la diplomacia tiene muchas maneras y canales para hacer llegar un mensaje al Departamento del Estado si es necesario.
Es también importante entender que las cancillerías y las embajadas suelen armar carpetas con datos sensibles que son el producto de información fragmentada que van recabando los embajadores y su personal, y que se van enviado permanentemente a sus países de origen. Por su misma naturaleza, estos informes contienen por lo general informaciones preliminares, y en muchos casos incompletas y parciales, sobre temas relacionados con asuntos de política local e internacional. Es por esto que muchos de los informes que salieron a la luz sobre la diplomacia estadounidense no deben adjudicárseles peso propio, ni constituyen por sí mismos una expresión acabada de las políticas, ni determinan, las decisiones finales de las delegaciones o de los gobiernos de los países que representan.
Fuente: Tiempo Argentino

Gravísimo

Por Roberto Caballero
Director de Tiempo Argentino

Los papeles de la Inteligencia dados a conocer por el sitio WikiLeaks comprueban que el kirchnerismo fue –y sigue siendo– objeto de interés permanente para el Departamento de Estado, como lo fue ese primer peronismo, salvando los distintos períodos históricos. Ambas experiencias –el kichnerismo y el peronismo– expresan una heterodoxia política, social y económica que a los estadounidenses les cuesta decodificar. Es bueno revisar la historia en estos casos. Los contextos son imprescindibles. Ya en cables secretos, fechados entre el 15 de octubre de 1951 y el 13 de agosto de 1952 –desclasificados por la jefa de Investigaciones de Tiempo Argentino, Cynthia Ottaviano–, la CIA enumeraba sus especulaciones sobre la política de Juan y Eva Perón: “Los futuros planes de Perón pueden también verse afectados por la salud de su esposa (…) El panorama de la Argentina no ha mejorado mucho. Es difícil imaginarse a Perón atravesar 1952 sin ayuda externa (…) Argentina siempre ha representado un problema especial para los EE UU (…) Cuando Perón asumió el poder intensificó el problema llevando a cabo una política exterior en desacuerdo con los EE UU e iniciando un programa revolucionario social y económico dentro de la Argentina que tuvo repercusiones en Latinoamérica (…) Se considera probable que su mujer Evita muera antes de que finalice el año. La situación genera nuevos interrogantes para los Estados Unidos. ¿Es realmente probable que caiga Perón? ¿Cuáles serían las consecuencias de su caída? (…) Perón tuvo dos fuentes de poder: el Ejército y la organización de los trabajadores (…) El desarrollo del Estado Peronista ha sido cumplido con uso total de técnicas de propaganda y también de censura y control sobre los medios de información (…) La prensa controlada de Perón ha convertido a los Estados Unidos y al capitalismo en un villano y ha tratado con benevolencia a la URSS y al comunismo (…) Políticamente la cooperación entre comunistas y peronistas es particularmente notable en el caso de un pequeño pero influyente grupo de comunistas disidentes guiados por Rodolfo Puiggrós (…) Los disidentes comunistas esperan que Perón pueda adoptar doctrinas comunistas si encuentra dificultades insuperables en su propio enfoque de Tercera Posición.”
En ambos casos, las coincidencias metodológicas y las preocupaciones son las mismas. Veamos, brevemente, qué dicen ahora, cuando “la mayor filtración de datos confidenciales de la historia de los Estados Unidos” –según el diario El País, de España– deja al descubierto las obsesiones, en tiempo real, de la primera potencia mundial: “Kirchner emplea para la ocasión una retórica de izquierda, populista (…) Eso no quiere decir que no tenga simpatía por la izquierda, sino que está completamente subordinada a sus intereses políticos y personales (…) La política exterior del gobierno se subordina a las consideraciones políticas internas (…) ¿Cristina llegará al fin de su mandato? ¿Kirchner toma sus remedios? ¿Cuáles son los detonantes de su cólera?”
De la minucia a las decisiones de envergadura, interesa ver cómo y de qué manera los Estados Unidos interpretan aquello que no controlan, ni entienden. En el ’45 y en 2010, también.
Conviene, a su vez, prestar atención a la similitud de agendas entre el Departamento de Estado y cierta oposición argentina, tanto política como mediática. La “inseguridad jurídica”, “el populismo”, la “ineptitud en política exterior”, el “control de los medios” y “la paranoia por el poder” son clichés que cotidianamente aparecen en Clarín, La Nación, Perfil (la prensa tradicional cartelizada) y en boca de media docena de dirigentes afectos a los relatos catastróficos.
Pensar que algunos vieron en la anunciada asistencia técnica del FMI para solucionar el problema del Indec un giro proestadounidense del gobierno. Mientras la oposición y hasta los funcionarios oficiales sigan orbitando en los medios de Magnetto & Cía para entender qué es lo que pasa, van a seguir equivocándose.
El mundo ya no es lo que era. Ahora las verdades, que antes demoraban medio siglo en ser descubiertas, se conocen en tiempo real.
Esta no deja de ser una buena noticia: también se puede reaccionar, en tiempo real.
Fuente: Tiempo Argentino

Una silenciosa puja entre la vulnerabilidad del sistema de seguridad militar y la transparencia

Por Alberto López Girondo
Periodista.

Esta nueva filtración de documentos secretos de los Estados Unidos habla de la vulnerabilidad de los sistemas de seguridad para la transmisión de datos con que cuenta la principal potencia militar del planeta, y a la vez de la solapada guerra que dentro de la burocracia mantienen los sectores más identificados con el rol de gendarme mundial y los que pretenden imponer su idea de la civilización con el recurso de la ética y la transparencia.
La red Internet, nacida del sistema militar Arpanet a finales de los años sesenta, derivó en una amplia malla global (la Web) en la que millones de personas envían y reciben todo tipo de información. El resguardo militar mudó a métodos de encriptación cada vez más sofisticados, que en muchos casos son similares a los que se utilizan para proteger las transacciones comerciales o las transferencias bancarias.
De hecho, los Estados Unidos cuentan con una agencia, la NSA (Nacional Security Agency), que emplea a por lo menos 30 mil personas –muchos de ellos expertos en matemáticas– y se encarga de interceptar y decodificar señales que circulan en las redes digitales.
Pero como dicen los especialistas en criptología –esa atractiva ciencia del ocultamiento–, todo lo que un ser humano pueda esconder bajo un sistema lógico puede ser desocultado por otro ser humano. O sea: no hay mensaje absolutamente seguro.
Por eso en los ’90, cuando Internet se reveló como poco confiable para el envío de data sensible de la Casa Blanca o el Pentágono, fue creada la Secret Internet Protocol Router Networks (Siprnet), una red secreta para transmitir documentos referentes a las relaciones exteriores y la defensa. Es, dicen los conocedores, supersegura para repeler ataques de enemigos externos. Pero está obligada a ser accesible para los miembros de la comunidad burocrática de los Estados Unidos.
Las autoridades estadounidenses ahora amenazan con investigar hasta las últimas consecuencias el origen de las filtraciones. Desde que WikiLeaks comenzó a desplegar esta catarata de archivos sobre la intervención de la potencia imperial en el resto del mundo, sólo hay un detenido: un especialista de 22 años, Bradley Manning, acusado de haber filtrado miles de despachos sobre la Guerra en Irak en abril pasado.
Por el volumen de la información que fue apareciendo desde entonces, sería imposible que hubiera una sola fuente puntual, como alguna vez fue Daniel Ellsberg con los papeles secretos sobre la Guerra de Vietnam, en 1970.
Ya no hay Guerra Fría ni amenaza comunista. Y salvo que se piense en un ataque de alguna organización terrorista, o que la oposición a Obama no repara en gastos para desprestigiarlo, queda enfrentarse con una realidad que los halcones de la política exterior estadounidense no querrán aceptar. Que en los rincones de la burocracia de los Estados Unidos hay una multitud de seres anónimos que, por distintas razones, consideran oportuno mostrar a qué nivel de impunidad y delirio llegan sus dirigentes, y cuando se topan con alguna prueba que logró atravesar el cerco de la prensa hegemónica la cuelan a los canales de difusión.
Fuente: Tiempo Argentino

El mito viviente

Por Ricardo Rouvier
Sociólogo.

Simultáneamente con la muerte de Néstor Kirchner emergió el mito. El mito como relato sobre la realidad que comprende las soledades del sur, la crisis de 2001 y la recuperación, los trabajos y los afanes que se prolongarán en un tiempo indeterminado. Ese relato que encarna el ex presidente pone en relieve su protagonismo y su intervención por la evolución del país. Dicha historia tiene ya una continuidad, que a la fatalidad de la desaparición física le incorpora la articulación de la memoria como sobrevida. Hay presente en donde hubo pasado, y ese presente es la evocación y la entereza de Cristina. La muerte es impiadosa con quien elige, porque nos coloca en “ese lugar, del cual ningún caminante torna”, como dice Hamlet, pero es piadosa con su vida. Se vuelve como utopía cuando alguien se ha volcado, generosamente, sobre el colectivo social, con el fin de atacar sus inequidades. Ese relato, finalmente, se derrama como una lección y una semilla.
“Es el mejor de todos nosotros”, dijo su esposa en el espacio público, conjugando a todo un colectivo en el afán por concretar los sueños. La fatalidad lo encontró como vivió: a alta velocidad, organizando, instruyendo, masticando la realidad argentina; y acumulando gestos que pasarán a la historia.
Es notable lo que ocurrió inmediatamente después, porque gran parte de la opinión pública que lo cuestionaba, empezó a comprenderlo y sintió que debía acompañar a Cristina; que se muestra como es: sin imposturas. Cuando llora, llora; cuando pelea, pelea.
Paradoja mediática que ha servido para esmerilar el poder constituido. Y ahora ha servido para que el pueblo se vea en un espejo de multitudes acongojadas. La pantalla ha contribuido a la transformación de aquellos que no sabían o se equivocaban cuando juzgaban al gobierno.
El giro que hizo la opinión pública fue limpio; no encontró en su camino ningún obstáculo para evitarlo. No había liderazgos opositores que pudieran impedirlo, retener o desviar la atención pública.
El mito transita: “Lo veo caminar entre ustedes”, y deja el halo de lo que representa: lucha contra las corporaciones, dignidad nacional, compromiso por la unidad latinoamericana, justicia social. Hoy, Néstor está instalado en la sociedad y le señala a Cristina un camino que ella ya conoce. Hay que seguir, diría él en vida. Y hoy el mito lo repite. Los jóvenes se aprestan a una participación fervorosa, y cientos de organizaciones políticas, sociales y culturales han tomado su bandera. Ellos caminan con él.
Es curioso que desde la asociación clásica de la muerte con las tinieblas emerja tanta claridad sobre lo realizado. Esto se ve reflejado en el incremento de la popularidad post morten de Kirchner, y de la presidenta, que comenzó hace varios meses, pero que hace un mes tuvo un salto significativo. La intención de votos acompaña este fenómeno de imagen y pone a Cristina Fernández de Kirchner en inmejorable situación respecto a las elecciones venideras. Es posible que él sonría como siempre, desbordadamente.
Fuente: Tiempo Argentino

Hay que avanzar sobre los crímenes económicos

Por Rodolfo Yanzón
Abogado Fundación Liga por los DD HH.

La investigación de los crímenes económicos cometidos durante la dictadura es necesaria para tomar la real dimensión de lo sucedido. Los centenares de centros clandestinos de detención, las torturas sistemáticas, las desapariciones y muertes de miles de personas, se hallan íntimamente relacionados con aquellos. Los crímenes de lesa humanidad son los cometidos desde el aparato estatal como un ataque sistemático y generalizado contra la población. La declaración de imprescriptibilidad de esos crímenes deja en claro su carácter gravísimo. Se deben diferenciar tajantemente, no sólo porque se cometieron desde el Estado, sino porque los realizaron por las mismas fuerzas que deberían haber auxiliado a los jueces a llevar adelante las investigaciones judiciales. Durante esa época no hubo ninguna colaboración con los jueces de parte de esas fuerzas. Existía una negación total del exterminio. A eso se agrega que los grandes medios de difusión –como Clarín y La Nación– ocultaban lo que estaba sucediendo o tergiversaban los hechos. A los secuestros y los asesinatos los llamaban “operativos antisubversivos” llevados a cabo por “fuerzas legales”, en lugar de “fuerzas usurpadoras”.
El desguace del Estado y del aparato productivo, en beneficio de la timba financiera y de bancos trasnacionales, se difundía en los medios como operaciones económicas exitosas, cuando la ilegalidad era la constante. Actualmente existen distintos procesos en marcha para avanzar en el juzgamiento de varios responsables, como el secuestro extorsivo de los empresarios Gutheim (por el que está procesado José Alfredo Martínez de Hoz), la apropiación ilegal de bienes de cautivos en la ESMA, o el de las familias Greco y Grassi, entre otros. Avanzar en esas investigaciones es una tarea que jueces y fiscales deben realizar, sin perjuicio de aquellas decisiones que desde el Poder Administrador se tomen.
Fuente: Tiempo Argentino

lunes, 29 de noviembre de 2010

Los destituyentes

Por Sandra Russo

La escena podría inscribirse en el grotesco argentino: los que contrajeron deuda y quemaron reservas se enloquecen porque, sin haber dado ellos su consentimiento, el Gobierno se desendeuda con las reservas que él mismo acumuló. Los mercados bullen expectantes por la salida del default, pero ellos, que han sido históricamente los lobbystas de los mercados, se contorsionan en televisión para evitar contestar cómo pagarían ellos la deuda, si así como lo propone el Gobierno les repugna. Evitan decir “ajuste”. La pregunta fue formulada ayer hasta en TN, y eso tiene una lógica y merecimiento que forma parte de lo que los enloquece: la hizo por la mañana en cadena nacional Cristina Fernández. Los medios monopólicos no tuvieron más remedio que recoger el guante.
Están tan acostumbrados al periodismo servil de los medios monopólicos, que la pregunta del cronista de Duro de domar, un programa tendiente a lo farandulero, los ensombreció en la conferencia de prensa que dieron todos juntos todavía relamiéndose por haber rechazado el pliego de la directora del Banco Central: “¿La medida que toma el Gobierno ahora no está dirigida a pagar las deudas que contrajo en parte el gobierno de la Alianza y el default que decretó el doctor Rodríguez Saá?”. Allí estaban entre otros Rodríguez Saá y Gerardo Morales. Es una pregunta de estricto sentido común, pertinente y sencilla. Se rieron. Pusieron cara de “uh, éste vino a provocar”.
El sector mayoritario del periodismo televisivo está a sueldo de los medios concentrados. Ultimamente las nuevas camadas de periodistas que incorpora el monopolio Clarín no salen de la UBA sino de la maestría que ellos mismos crearon junto con la Universidad San Andrés. Hace unas semanas, en el suplemento Zona de Clarín, fueron publicados “algunos de los mejores trabajos” de esa maestría en periodismo. Una de ellas tomaba como fuente un mail anónimo que indicaba que los sueldos del programa 6, 7, 8, del que formo parte, eran de entre 90 y 40 mil pesos. Orlando Barone y yo cobrábamos 40 mil pesos, según ese correo sin firma que circuló por Internet. No sé si me molestó más la mentira, o que supusieran que yo aceptaría un sueldo tanto más bajo que el de mis compañeros. Una buena pieza de carne podrida, amplificada por Clarín, La Nación, Perfil y Crítica, todos con intereses extraperiodísticos.
Aunque el silencio es más elegante que el griterío, a veces uno cuando calla parece que otorga. Pero además esa información falsa en la que se basaron muchas notas reafirma un mecanismo discursivo que es más grave que la falsedad de la especie: en todo caso, la falsedad de la información estaba dirigida a desprestigiar opiniones que son estricta minoría en el universo mediático. Si los pobres van a los actos por la coca y el chori, nosotros vamos al canal por el cheque. Ni unos ni otros tienen convicciones, leales saberes y entenderes, conciencia.
La ley de medios está suspendida por una jueza mendocina, Pura de Arrabal, que fue la misma que falló a favor del grupo Vila Manzano y en contra de Canal 7. Los jueces de la Corte Suprema dicen que “el problema es político, no lo podemos resolver los jueces” (Zaffaroni), y que “los jueces no deben gobernar” (Lorenzetti). Pero hay jueces que fallan imbuidos de las mismas sospechas que la oposición. La oposición puede exponerse a actuar guiada por la sospecha, de hecho es uno de sus recursos más frecuentados. Pero que lo hagan los jueces es institucionalmente más grave.
Hay periodistas que han llegado a reclamar la censura a 6, 7, 8, con el argumento de que Canal 7 “es de todos”. La televisión pública debe garantizar prioritariamente la pluralidad de opiniones. Invito a cualquier argentino a recorrer la televisión de aire y a revisar cuántos programas incorporan el punto de vista del Gobierno, sobre todo en lo que hace a su modelo económico y social, en su análisis. No hay ninguno. El pensamiento único en materia de comunicación es el del monopolio. En los medios, hoy no se puede ser opositor a la oposición. Así le fue a Luis Novaresio, a quien Mariano Grondona echó de su programa después de haber hecho preguntas molestas a una diputada de la Coalición Cívica con respecto a la ley de ADN. Curioso: ningún medio habló de censura.
No la imaginamos, la vimos y la escuchamos a Carrió en el Senado, invitada especialmente por los honorables nuevos senadores. Esta mujer sin estribos dijo allí mismo que haría una denuncia penal “por estafa y quiebre del orden institucional” a la Presidenta y a Mercedes Marcó del Pont. No la aplaudieron, pero tenían ganas. Dijo que iría a la OEA a pedir apoyo. Ellos asentían. Gracias al sector de centroizquierda que sigue ciego a la operación golpista, Carrió tiene cancha ahora para desparramar sus paranoias. La loca de la casa siempre ha sido funcional a los señores.
Y hoy veo que los medios monopólicos, de manera idéntica a la oposición, incluido ese sector de centroizquierda, vuelven a calificar de “exagerada” la denuncia destituyente. Dirían lo mismo incluso si pudieran lograrlo. Dirían que “exageran”. La oposición puede decir que llueve de abajo para arriba: los periodistas monopólicos dan entidad a todas sus pavadas.
Hoy está muy claro que la defensa del Gobierno es la defensa de un modelo, que podría liderar hoy una fuerza política y alguna otra en el futuro. Pero habrá que pensar en hacerlo sin algunos aliados que parecían naturales y que demuestran que no lo son. Ellos seguirán marchando hacia sus condiciones prerrevolucionarias, que como no molestan mucho pueden incluso ventilar en TN.
Hoy hay una pelea concreta entre un modelo de Estado de bienestar y un modelo de Estado neoliberal, con todos los matices que uno le quiera agregar. Pero lo que se juega hoy es eso, no la inmortalidad de los ángeles ni el color de la cara de Dios. Es una pelea antigua, que comenzó a darse en la posguerra. Una pelea entre dos formas de capitalismo. Suena a poco, pero así de derechizado está el mundo. No es ninguna novedad que en Brasil a Lula lo acusan de “derechista” y en Estados Unidos a Obama lo acusan de “izquierdista”.
Cuando Patricia Bullrich dice que el Gobierno tiene que ir a decirles “qué cosas del presupuesto va a suspender para pagar la deuda”, ningún insert de Grecia o España ayuda a contextualizar el monstruo que asoma de su paladar. Dicen todos cualquier cosa a toda hora. Hacen recordar a otros personajes que no sólo cuentan con el apoyo de los medios, sino que son sus dueños: Roberto Micheletti en Honduras o Silvio Berlusconi en Italia.
No es una pizca de exagerado hablar de operaciones destituyentes. Las hay, las conocen, las ventilan, las analizan, las promueven o son cómplices por omisión. No lo blanquean porque son golpistas u oportunistas. Y si no hay ni habrá destitución, no es porque la oposición defienda la institucionalidad ni la Constitución, sino porque la gente no come vidrio, y porque en este país ya hemos sufrido demasiado.
Fuente: Blog de Sandra Russo

Más solo que Cobos en la interna radical

Después de perder las conducciones de ambas Cámaras del Congreso, de la baja de popularidad y diluir su poder en el Comité Nacional, los sectores que hasta hoy trabajaban por su candidatura amagan con abandonarlo si no logra retomar la iniciativa.

Por Sebastian Abrevaya

La situación de Julio Cobos como candidato presidencial de la UCR está en su peor momento: perdió las conducciones de las dos Cámaras del Congreso, perdió poder en la mesa del Comité Nacional y su popularidad se vio fuertemente afectada tras la muerte de Néstor Kirchner. En este contexto, los sectores del radicalismo que hasta hoy trabajaban por su candidatura ya empezaron a moverse y amagan con abandonar definitivamente las filas del cobismo si el vicepresidente no revierte su actitud y toma la iniciativa para recuperar el terreno perdido. El giro del titular del Comité Nacional, Ernesto Sanz, que pasó la última semana a manifestar su deseo de sumarse a la lista de candidatos, se convirtió en un fuerte elemento de presión de los históricos dirigentes partidarios, que miran a Sanz como una alternativa en caso de una caída de Cleto y la consolidación de Ricardo Alfonsín.
En los últimos meses la popularidad de Cobos se había estancado y manifestaba una baja más o menos pronunciada según quien lo dijera. El último golpe de suerte que tuvo el vice fue un nuevo desempate que le regaló el kirchnerismo en la votación por aumento del 82 por ciento móvil para los jubilados. Pero el efecto se diluyó rápidamente y se precipitó nuevamente su caída con la muerte del ex presidente Néstor Kirchner.
En ese proceso, los primeros movimientos de la dirigencia que sostenía a Cobos en la inmensa estructura partidaria los dio Enrique “Coti” Nosiglia. El intendente de Junín, Mario Meoni, le reconoció a Página/12, que en el cobismo advirtieron un cambio de actitud de Nosiglia, quien en su momento fue uno de los más importantes miembros de la mesa chica de Cobos.
La señal, casi incontrastable, fue la posición adoptada por uno de los dirigentes más leales al Coti, el senador pampeano Juan Carlos Marino. Marino fue uno de los principales responsables del fracaso de Julio Cobos en su reciente intento por destronar al alfonsinista Gerardo Morales de la conducción del bloque de senadores. Además, fuentes del radicalismo aseguran que el histórico operador de Raúl Alfonsín le había pedido a Cobos que renunciara para dedicarse a la campaña, lo cual fue rechazado, una vez más, por el mendocino.
Aunque nunca jugó abiertamente en el cobismo, Federico Storani participó en numerosas reuniones políticas y fue, junto con Leopoldo Moreau, un aliado estratégico del vice en la provincia de Buenos Aires. En diálogo con este diario, Storani sostuvo que la concreción de la candidatura de Sanz sería una de las mejores noticias para la UCR, ya que lo consideró “el mejor capacitado para articular una construcción socialdemócrata moderna”.
Consultado por Página/12, Moreau prefirió no opinar sobre la cuestión de las candidaturas. “El problema de las candidaturas es aleatorio y secundario, el problema real es en qué lugar está parado el radicalismo, porque tenemos candidatos, pero no tenemos liderazgo”, afirmó el líder del Modeso, evidenciando sus cuestionamientos no sólo para Alfonsín, sino también para Cleto.
La semana pasada existió una reunión de Sanz con Cecilia Moreau (hija de Leopoldo), los bonaerenses Fernando Nino y Luis Freitas, a la que se sumó Ricardo Jano, exponente del Modeso. Puertas adentro del Comité Nacional los dirigentes hablaron de todo, incluido el pronunciamiento de Sanz respecto de su eventual candidatura y la debilitada situación del vice.
Otro referente de la ex coordinadora, el secretario general de la UCR Jesús Rodríguez, es en la práctica uno de los armadores del “sanzismo”. El vicepresidente de la juventud radical, Emiliano Alvarez Raso, comanda junto con el vicepresidente de la internacional socialista juvenil, Rodrigo López Tais, la avanzada entre los militantes sub 30.
Pero además de los vaivenes de los caciques radicales, Cobos recibió a fin de año dos golpes importantes en el Congreso. El más fuerte, en el Senado, donde fracasó en su intento por destronar al titular de la bancada, el alfonsinista Gerardo Morales. Su tropa quedó en minoría y para no aparecer como el responsable de una ruptura anunciaron la creación de un “sub-bloque”. En esa batalla, el sector que terminó de inclinar la balanza a favor de Morales fue precisamente el de Sanz, que cuenta con el apoyo de Marino y Mario Cimadevilla.
En Diputados, Cobos tiene dos problemas. Por un lado, el alfonsinista Ricardo Gil Lavedra asumirá la conducción del bloque en reemplazo del cobista Oscar Aguad y quien continúa en la secretaría parlamentaria, Silvana Giudici, asegura que “nunca” fue cobista.
Pero además, Aguad viene reclamándole cada vez con más ímpetu que se lance “de una vez” como candidato. El diputado cordobés presiona al titular del Senado para que se juegue y comience la campaña porque necesita recorrer su provincia como candidato a gobernador de la mano de quien lidere la boleta nacional. Si Cobos sigue con su idea de patear la pelota hasta las primarias abiertas de agosto, el pragmático diputado cordobés será otro de los que migren hacia Sanz, a quien siempre consideró como su apuesta a largo plazo.
Otro histórico dirigente radical, alejado de las ligas mayores, pero todavía con gravitación en su provincia, salió a bendecir a Sanz. En declaraciones a un medio local, el ex gobernador de Córdoba Eduardo Angeloz sostuvo que “el candidato de las encuestas es Cobos, y el del corazón es Ricardito, pero el ideal es Sanz”.
En el marco de la convulsión interna, en el alfonsinismo no se quedaron quietos. Un importante dirigente le hizo saber a Sanz, puertas adentro, que su intención de ser candidato presidencial no es compatible con su cargo como titular del partido. Además, amagan con sumarse al pedido del cobismo y no participar del gran “Congreso Programático” anunciado por el Comité Nacional para mediados de diciembre. “El problema es que usa el Comité Nacional como comité de campaña. Tiene mentalidad de suplente, consciente o inconscientemente, trabaja para que a los titulares les vaya mal”, rematan furiosos dirigentes del alfonsinismo y agregan: “Que largue el Comité Nacional y que vaya a la pelea. Pero el que tanto quería que fueran las internas en marzo, que compita en marzo”.
Los movimientos y desplazamientos por ahora son sutiles y por lo bajo. Ninguno quiere quedar en evidencia o parado a mitad de camino, pero la fuerza que ejercen sobre Cobos es cada vez mayor. El vice, en cambio, se mantiene inmutable en su decisión de no renunciar al cargo y pedirse licencia recién en marzo para pelear en la primaria abierta de agosto. El anuncio de que no tomará la iniciativa hasta pasados los primeros meses de 2011, es precisamente lo contramano de lo que le reclaman.
Fuente: Página 12

Un año para el olvido opositor

Las sesiones habían comenzado con problemas para el kirchnerismo, pero el Grupo A sólo logró convertir en ley el 82 por ciento móvil para los jubilados, luego vetado. “Para el oficialismo ha sido un año muy positivo”, estimó el titular del bloque K, Miguel Pichetto.

Por Sebastian Abrevaya

La UCR en un conflicto interno que la tiene al borde de la ruptura, el PJ Federal en un proceso de sangría que todavía no sabe de sus límites, buena parte del grupo de los autodenominados “independientes” acercándose, lentamente, al calor del Frente para la Victoria. Así terminó el año legislativo en el Senado, donde el Grupo A logró convertir en ley una sola iniciativa propia: el aumento del 82 por ciento móvil para los jubilados, que llevó a Cristina Fernández a utilizar por única vez el veto presidencial. “Para el oficialismo ha sido un año muy positivo”, aseguró el líder de la bancada K, Miguel Pichetto, tras la última sesión ordinaria, realizada la semana pasada.
El año parlamentario en la Cámara alta había empezado con un duro traspié para el oficialismo. En marzo, la oposición imitó el arrebato del Grupo A en Diputados y forzó una composición de las comisiones que no se ajustaba al escenario de inestable equilibrio que luego quedó evidenciado en el recinto durante el transcurso de las sesiones. Esa embestida se concretó después de fracasar durante casi un mes para conseguir quórum.
El vicepresidente Julio Cobos tuvo su primer rapto de protagonismo al citar –por pedido de los líderes opositores– a los senadores ausentes mediante una solicitada en los diarios. Fue ahí cuando la estrategia de retacear el quórum comenzó a crujir en la bancada del Frente para la Victoria. Se produjo la única deserción de la peronista formoseña Adriana Bortolozzi. La esposa del ex gobernador Floro Bogado había decidido distanciarse para fortalecer las negociaciones de su familia con el gobernador peronista Gildo Insfrán con el objetivo de que le dieran el cargo de vice a su hijo en las elecciones de 2011.
Una vez superado el primer obstáculo de la falta de quórum, la oposición se creyó en condiciones de avanzar con sus promesas de campaña. El radical Gerardo Morales y el peronista disidente Adolfo Rodríguez Saá comandaban la avanzada, que era debatida en una mesa de coordinación con los líderes del Grupo A en Diputados, Elisa Carrió, Oscar Aguad, Felipe Solá y Federico Pinedo, entre otros. Un grupo de seis legisladores, que incluía al pampeano Carlos Verna, al cordobés Luis Juez, a la rionegrina María José Bongiorno y a la santafesina Roxana Latorre se habían declarado “ni oficialistas, ni opositores”, aunque parecían pivotear más cerca del Grupo A. Muchos de ellos están cerca, ahora, del FpV.
En las primeras sesiones los senadores antikirchneristas vieron sus primeros tropiezos. La aprobación del pliego de Mercedes Marcó del Pont como presidenta del Banco Central y de la utilización de reservas para el pago de deuda pública demostraron que, a pesar de declararse vencedores en las elecciones de 2009, el escenario no reflejaba tal situación. Los posicionamientos electorales de cara a 2011, sumados a desinteligencias de los líderes opositores y ciertas “astucias” del FpV, promediaron un año con muchas más frustraciones que victorias.
“Creo que fracasó la estrategia opositora porque no se puede sostener una propuesta solamente sobre la base de la obstrucción o de impedir. Hacen falta ideas superadoras y programa. Decirles a los argentinos hacia dónde van. Destruir no sirve. Esa es la conclusión final”, sostuvo Pichetto, quien reiteradamente les achacó a los radicales seguir detrás de la empresa “Demoliciones Carrió”.
La UCR, el bloque más grande de la oposición, con 17 miembros, no tuvo otra alternativa que reconocer sus dificultades. “La verdad es que tuvimos un año malísimo”, se sinceró uno de sus líderes. Los senadores del Grupo A sólo consiguieron algunas victorias, todas de menor impacto político y sin el acompañamiento posterior de Diputados.
La coparticipación del impuesto al cheque, que fue aprobada sin la mayoría necesaria y por eso la oposición la “cajoneó” en la Cámara baja. La normalización del Indec, sancionada con un amplio margen (39 votos contra 26), pero luego modificada por exigencia de Proyecto Sur, por lo que volverá al Senado, con futuro incierto. El Servicio Cívico Voluntario, una iniciativa de Cobos que pasó raspando y para evitar otro fracaso en la otra Cámara baja quedó en stand by. Por último, la Ley de Acceso a la Información Pública, que se aprobó solamente en general, y la ley de Control de Armas, archivada también en Diputados.
En ese contexto, dos iniciativas fueron convertidas en ley: el matrimonio igualitario, adoptado por el oficialismo y votado por legisladores de todos partidos políticos, y la ley de glaciares, votada también por legisladores de distintas fuerzas. La única medida que tuvo origen e impulso opositor fue el aumento del 82 por ciento móvil a los jubilados. Al final del trámite legislativo, el vicepresidente volvió a desempatar en contra del Gobierno que sigue integrando, en busca del brillo que supo tener cuando lo hizo con la 125.
Pero esta vez la burbuja explotó en poco tiempo debido a lo que, según operadores del Congreso, fue el punto de inflexión de 2010: el fallecimiento de Néstor Kirchner. La muerte hace un mes del titular del PJ motivó que varios dirigentes desandaran públicamente el camino de alejamiento que habían comenzado a principio de año y que solapadamente venían revirtiendo después de seis meses de frustraciones parlamentarias y conflictos internos. “El PJ Federal explotó con el corazón de Néstor Kirchner”, graficó con crudeza un importante dirigente peronista.
Los radicales quedaron entrampados en sus propias peleas internas. La disputa por espacios de poder en el Parlamento dejó a Morales con un bloque fracturado de hecho por una represalia del vicepresidente. La bancada kirchnerista también supo de conflictos y crisis pero los problemas quedaron solapados por la compleja situación opositora.
La última foto del Senado mostró un panorama desolador para el Grupo A: perdieron largamente las votaciones para reformar el Consejo de la Magistratura y la regulación de los decretos de necesidad y urgencia, además de fracasar en la eliminación de los “superpoderes”. Tres banderas emblemáticas de la campaña de 2009. “El año que viene es un año de elecciones”, remata un operador parlamentario. Tal vez, la baja en la actividad por las presidenciales disimule las diferencias opositoras, al menos dentro del Congreso.
Fuente: Página 12

Confesiones

Por Eduardo Aliverti

Acaban de producirse dos grandes reconocimientos. La diferencia es que en un caso la aceptación es al menos implícita. Y en el otro, directamente negada.
Que se haya aceptado recurrir al Fondo Monetario para redefinir la forma en que Argentina mide la inflación es algo que hace ruido. Un primer registro sería que si provoca ese efecto es porque ya estábamos desacostumbrados a que el maldito Fondo se metiera con lo decidido puertas adentro, o que lisa y llanamente lo condujera. Una segunda observación, de haber la mínima honestidad intelectual que por estos pagos no existe porque sólo se trata de sacar provecho de cualquier circunstancia, es que quienes examinan o cuestionan la idea deberían ponerse de acuerdo sobre cuál medida les calza bien: si el Gobierno no se sienta a la mesa del establishment financiero internacional, continúa aislándonos del mundo y privándonos de crédito; pero si lo hace, así sea para un objetivo puntual no generalizado, exhibe su debilidad a la derecha y a la izquierda. Amado Boudou cometió otro error en ese terreno comunicacional donde parece asesorarlo Luis Barrionuevo. Decir “no nos bajamos los pantalones”, aun cuando uno crea que es cierto, es igual a afirmar que se confía en la Justicia frente a acusaciones de corrupción, o que no se conoce a los barrabravas del club. Esa frase es propia de colgarse los once del travesaño. No es de fortaleza. Pero, en fin, apártense las consideraciones de efectismo y váyase al hecho objetivo. El Gobierno admite, más oficial que oficiosamente y como ya venía haciéndolo en la pauta indicada para las paritarias, que la inflación es de dos largos dígitos anuales. Que acepta su error; o que ya es tiempo de modificar, de alguna manera, la táctica de un aumento de precios dibujado capaz de cortarles el chorro a inversores y usureros varios, porque la ganancia de sus bonos se les hincha con la inflación.
Según la opinión del firmante, sin embargo, la jugada es engañosa. La actividad económica argentina, de expansión creciente, demuestra que se puede vivir y crecer con una inflación alta, y de números oficiales ficticios. La crema empresaria local nucleada en el Grupo de los Siete lo escuchó de boca de un Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, de visita en el país para la reunión anual de la Cámara de la Construcción. “La inflación es un tema a resolver pero no traerá consecuencias dramáticas”, les dijo Krugman en la cara para añadir que, si es por buscar situaciones complejas, mejor que se fijen en Portugal, Irlanda, España y hasta los Estados Unidos. La falacia no afecta lo real, en otras palabras. De la misma forma en que el Gobierno ganó tiempo anunciando que consensuaría con los especialistas universitarios un índice inflacionario certero, ahora hace lo mismo con el Fondo. Lo diferente es que el cambio o agregado de interlocutor no genera igual sensación. Pero lo cierto es que el oficialismo desarma a la derecha, porque “vuelve” al FMI a negociar; y sabe que por la izquierda no hay nada creíble para desarmarlo. Lo hace además en el pico de popularidad de Cristina y mientras la oposición se desgaja en un espectáculo, vergonzoso, al que se le pone alguna lupa líneas adelante. Si no, ¿cómo se entendería que el Gobierno recurra al paraguas del Fondo justo en este momento, cuando el descrédito de ese organismo es universal y se caen a pedazos todas las vacas sagradas que eran el símbolo de la posmodernidad liberal? Claro que ésta es una interpretación subjetiva. Lo imparcial es que la jugada sorprendió más para mal que bien, y que no debería haberse llegado hasta aquí. Entre los jirones que quedaron en el camino está haber pulverizado la credibilidad histórica del Indec, lo cual es un arma de doble filo porque, así como en tiempos de bonanza puede parecer un hecho aleatorio, si esos tiempos cambian se convierte en un boomerang de difícil retorno.
El problema más grande es qué ocurre, si de introspección, asentimientos y confianza se trata, al pegarse una vuelta por la vereda de enfrente. El conjunto opositor renovó en estos días la imagen implosiva que ya había terminado de revelar la semana anterior. Se llegó al punto de que la dirigencia antikirchnerista sufra durísimos cuestionamientos del diario La Nación, que, finalmente, se rindió ante la evidencia de que con esas figuras, hasta donde hoy da la vista, no puede llegar ni a la esquina en defensa de sus intereses de clase y sector. Algo de eso fue percibido ya en Clarín de ediciones casi inmediatamente previas, para pasar a tomarse, nada más, del impresentable Ricardo Jaime como única teta de un lechón que no tiene cómo engordar. Hubo la ratificación de que ni siquiera saben articular armonía parlamentaria, al ir derechito al matadero en la votación sobre algunos temas que eran su única razón de existencia propositiva (modificar cómo se integra el apasionante Consejo de la Magistratura, limitar superpoderes). Dejaron en manos mediáticas amigas que Cristina votó contra el Presupuesto de 2001, contradiciendo su prédica actual de no dejar sin cuentas al responsable de administrar. ¿Puede compararse la estimación de gastos de un gobierno como el de De la Rúa, al borde del derrumbe y cuyas cifras proyectivas comprometían más aún a un país exangüe, con las de uno que corrigió los desequilibrios fiscales tan caros al discurso de derecha? ¿Se puede ser tan cínico, tan escabroso, tan falaz? Sí, se puede. Por eso ponen todas las fichas en Jaime. Y en relación inversamente proporcional, si es por corruptela (más asesinato, eso sí) les retrucan con Pedraza cercado. Altura del análisis en la que cabe convidar a pelota contra el piso, para advertir que en nada de este toma y daca se juega cuestión de fondo que no sea una oposición necesitada como el agua de una María Julia del kirchnerismo; y que éste se dispone a estimular la entrega de cabeza de uno de los que emblematiza a la patota sindical que hay que sacarse de encima, casi como último objetivo para concluir el trabajo de reconquistar clase media reacia.
Ahí vamos. Ser comentarista de “la realidad” suele o puede no tener contacto con las necesidades y contradicciones del ejercicio del Poder, ya fuera que éste se escenifica en cómo lo implementa el oficialismo o en cómo lo construye la oposición. Pero hay un elemento distintivo. Lo ejecutado por una fuerza al mando, cualquiera sea y mucho más si lleva un largo período de conducción, es constatable y contrastable con el camino general de lo que produce. Mientras haya dos dedos de frente y no el análisis arrebatado de juzgar una actitud o disposición, de la que se toma el todo por la parte, se juzga, debe juzgarse, en medio de un balance global. Quienes se oponen o dicen resistir a ese-este rumbo tienen doble trabajo: ser consistentes en la denuncia y dar garantías de que serían mejores en el timón, nada menos que del país. ¿Las dan?
Un alto referente del empresariado vernáculo decía, hace pocas horas: “Cuando se apagan los micrófonos, todos los que vivimos llorando aceptamos estar ganando más guita que nunca; pero ponele que no fuera así. ¿A quién querés que votemos? ¿A Macri, a Carrió, al hijo de Alfonsín, a Duhalde? Son una lágrima. No existen. No- sotros necesitamos alguien que conduzca, aunque sea en contra”.
Fuente: Página 12

El gobierno ganó la pulseada en el Congreso durante 2010

Por Agustín Álvarez Rey
Para Tiempo Argentino

La oposición arrancó mejor el año, pero finalizó atomizada. La declaración de Interés Público de la producción y venta de papel de diario, la Ley de Entidades Financieras y el reparto de ganancias serán la prioridad del oficialismo en 2011.

No va más! El año parlamentario llega a su fin y la sensación de que, tanto el oficialismo como la oposición han quedado en deuda parece adueñarse del balance. La impresión aparece como lógica en el marco de un Parlamento que mostró un arco antikirchnerista que intentó imponer su agenda, acorralar al gobierno y dañar la imagen presidencial; y un oficialismo disminuido en número que tuvo como principal objetivo defender las políticas del Poder Ejecutivo pero no encontró chance cierta –pese a que lo intentó– de volver a ganar el centro del ring para dominar el debate y la agenda.
Dentro de las posibilidades que ofrecía este escenario, y con un funcionamiento aceitado, el Frente para la Victoria (FPV) concluyó el año mejor de lo que lo comenzó a diferencia de una oposición que llega al último tramo de 2010 atomizada, con las fracturas expuestas y las internas a flor de piel.
Así se puso de manifiesto en la sesión que se llevó a cabo el miércoles pasado en la Cámara Alta, cuando el oficialismo le propinó una verdadera paliza parlamentaria al arco opositor que, como dijo el senador por la provincia de Buenos Aires Eric Calcagno, “no es precisamente el arco del triunfo”. Ese día el oficialismo se impuso en todas las votaciones –Superpodres, DNU, Reforma del Consejo de la Magistratura, Ley de Salud Mental y el marco regulatorio para la medicina privada– y en alguna hasta por seis votos. Una diferencia que hace algunos meses, dada la paridad que mostraba el desarrollo cotidiano, parecía impensada.
De esta manera, y como marca la Constitución Nacional, el bloque comandado por Miguel Ángel Pichetto logró clausurar por un año los debates sobre la reforma del Consejo de la Magistratura y la reglamentación de los Decretos de Necesidad y Urgencia, ya que con el rechazo de la Cámara revisora los proyectos deben esperar un período completo para volver a ser tratados.
Por su parte, el FpV también fue víctima del trabado funcionamiento legislativo. Si bien el Presupuesto 2011 aparece como la muestra cabal de las dificultades que ha tenido que superar el oficialismo este año, no es el único proyecto que formaba parte de la agenda del Kirchnerismo y que deberá esperar en carpeta hasta el comienzo del nuevo período legislativo. La misma suerte corrieron la Ley de Arrendamiento, la Ley de Servicios Financieros, el proyecto de ley que elimina los desarmaderos, la declaración de interés público, la producción, distribución y venta de papel para diario y el régimen de reparto de las ganancias de las empresas entre los trabajadores.
De todas ellas la única que logró dictamen de comisión, pero no llegó a pasar por el recinto, es la que regula la producción y comercialización del papel de diarios. El debate, comandado por la kirchnerista Juliana Di Tulio volvió a reflejar el divorcio entre las bancadas opositoras y la demanda de acceso igualitario a la información que se había manifestado durante el tratamiento de la Ley de Medios. Las audiencias convocadas para escuchar a los sectores vinculados con la actividad fueron presenciadas solamente por diputados del oficialismo, quienes suscribieron luego el despacho que puso al proyecto en condiciones de bajar al recinto.
Todo indica que esta iniciativa, y las restantes impulsadas por el FPV dominarán la agenda en el nuevo período de sesiones ordinarias que se inicia en marzo de 2011, ya que ninguna pierde estado parlamentario y además son consideradas como naves insignias del proyecto kirchnerista.
Más allá de los escasos resultados obtenidos en el Parlamento y lejos de la realidad que intentaron construir Felipe Solá (Peronismo Federal), Elisa Carrio (Coalición Cívica) y Oscar Aguad (UCR) desde el Salón de los Pasos Perdidos luego de cada una de las sesiones caídas por falta de quórum, el Congreso tuvo un año de intenso trabajo. Por ejemplo, la Cámara de Diputados duplicó la cantidad de reuniones de comisiones en comparación con 2009 y sesionó ocho veces más. Por su parte el Senado mantuvo un promedio de dos sesiones por mes. Una frecuencia que teniendo en cuenta la paridad numérica no resiste mayores críticas.
Esta semana, formalmente la última de actividad en el Congreso, Diputados llevará a cabo la sesión preparatoria en la que elegirá a las autoridades de la Cámara Baja para el próximo período (ver aparte). Además, el director de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), Diego Bossio, expondrá mañana a partir de las 13 ante la Comisión Bicameral de Control de Fondos de la Seguridad Social, cuyo presidente es el legislador oficialista y titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara Alta Eric Calcagno.
Tras el anuncio de la presidenta Cristina Fernández de un pago por única vez de $ 500 a los jubilados, la oposición aprovechará la ocasión para volver a cuestionar al titular de la ANSES por el manejo de los fondos.
Fuente: Tiempo Argentino

Confrontaciones y enfrentamientos

Por Alcira Argumedo
Diputada de Proyecto Sur

Mi primer año como diputado fue frustrante. Hubo muy pocas sesiones en relación a las que podría haber habido. Las confrontaciones y enfrentamientos impidieron que un montón de proyectos que podrían haber sido beneficiosos para el conjunto de los argentinos se pudieran tratar y quedaron para el año que viene.
Fue muy importante la aprobación de la Ley de Protección de Glaciares. Hubo una distorsión alrededor del proyecto del 82% móvil porque no se quiso volver a los aportes patronales previos a que los bajara Domingo Cavallo, lo que significa que todos los años los jubilados les siguen regalando ese dinero a las grandes corporaciones.
Quedaron sin ser tratados proyectos como el de Tren para Todos, una propuesta que tomamos de movimientos de ex ferroviarios que tiene el respaldo de 1 millón de firmas. También quedó en comisión una propuesta para prohibir la minería a cielo abierto. Cuando se producen tantas obstrucciones no hay ningún ganador. Son decisiones que afectan a la Argentina y es lamentable que no se puedan llevar adelante por mezquindades.
Fuente: Tiempo Argentino

Una parábola de las artimañas opositoras

Por Oscar González
Secretario de Rel.Parlamentarias. Jefatura de Gabinete.

El año parlamentario 2010 es una parábola que empieza y concluye con dos episodios que expresan las artimañas de las que se valió la oposición para perturbar la marcha del gobierno y erosionar la gobernabilidad.
Ese curso se inicia en la sesión preparatoria del 3 de diciembre de 2009, cuando las distintas oposiciones coaligadas, el Grupo A, dieron el zarpazo y se apoderaron del control de la mayoría de las comisiones legislativas. Concluye en estos días, al finalizar el período de sesiones ordinarias, cuando esos mismos sectores le niegan al Poder Ejecutivo la posibilidad de disponer de un Presupuesto, que es el instrumento que expresa su plan de gobierno para el año que viene. De este modo, el balance del año legislativo es pobre gracias a la irresponsabilidad de la oposición. Si pueden mencionarse algunos hitos positivos (como la aprobación de la ley de matrimonio igualitario y la ley de salud mental, sancionada en la ultima sesión del Senado), es porque desde el gobierno nacional se han impulsado ese tipo de normas y se logró el concurso de al menos un segmento de la oposición.
El año parlamentario reveló, además de esa vocación obstruccionista de las bancadas opositoras, que era falaz la concepción de que tras las elecciones del 28 de junio de 2009 había nacido una “nueva mayoría” antigubernamental. Lo demostraron los sucesivos fracasos del Grupo A, incapaz de imponer una agenda sesgada impuesta por los medios de comunicación hegemónicos (DNU, Consejo de la Magistratura, Indec) y concluye patéticamente en la sesión de Diputados y de la comisión de Asuntos Constitucionales de esa Cámara, donde quedan en evidencia las grietas, disputas y rivalidades que corroen a una oposición sin rumbo ni propuestas. Sólo cabe esperar que la oposición recapacite y asuma en 2011 el desafío de ejercer su rol con la responsabilidad y dignidad republicana que este año olvidó.
Fuente: Tiempo Argentino

domingo, 28 de noviembre de 2010

La imagen y sus razones

La mejora de imagen es notable y se extiende tanto al ex presidente como a la Presidenta, que ganaría en primera vuelta. La oposición aparece más desdibujada que nunca. El efecto solidaridad y la sensación de que Cristina Kirchner está al mando.

Por Raúl Kollmann

El diagnóstico de los consultores-encuestadores es unánime. Todos ellos perciben que en el mes transcurrido desde la muerte de Néstor Kirchner, el oficialismo mejoró notablemente en casi todos sus parámetros de opinión pública. La imagen del propio Néstor es más alta, lo mismo sucede con la Presidenta. La intención de voto de Cristina Kirchner trepó y la mayoría considera que ganaría en primera vuelta o se impondría en todos los escenarios de ballottage. Además, la oposición aparece cada vez más atomizada, diluida y con menores apoyos.

Los consultores que trabajan para el oficialismo y para la oposición creen que esto se debe a tres factores. En primer lugar, que hay una revalorización de Néstor Kirchner. En segundo lugar, que la Presidenta cosechó cierta solidaridad en el dolor y se mostró gobernando. Por último, también está el factor de que el oficialismo mejora porque la oposición quedó desacomodada.

Las discrepancias empiezan al hablar del futuro. Para algunos de los que trabajan para la oposición, el Gobierno vive un estado de gracia, frecuente cuando muere un líder pero pasajero. Para otros, el panorama económico positivo que se anticipa para 2011 asegura que los buenos índices llegaron para quedarse. Y están los que creen que Cristina Fernández de Kirchner exhibió algunos cambios en el estilo de gobierno y que de ellos depende que el buen momento se prolongue.
Nueva oportunidad

“Los primeros datos indican que se produjo una fuerte revalorización de la figura de Néstor Kirchner como de la gestión de Cristina”, analiza Hugo Haime, titular de Haime y Asociados. “Es como si la población estuviera diciendo ‘estamos dispuestos a comenzar de nuevo, estamos dispuestos a dar una nueva oportunidad al Gobierno’. Es como estar situados temporalmente en noviembre 2007, con el mandato de Cristina por empezar, y no en noviembre de 2010. Al mismo tiempo, se verifica la falta de alternativa opositora. Los que más están sufriendo son los candidatos del Peronismo Federal, Elisa Carrió y Julio Cobos. A futuro, habrá que esperar. Si bien el clima general cambió abruptamente, todo dependerá de la acción del Gobierno. Hasta dos meses atrás, sus índices de popularidad dependían de su propia dinámica: crecía cuando acertaba y caía cuando generaba polarizaciones y peleas políticas innecesarias a la vista de la población. Por eso, a futuro, gran parte de la dinámica parece depender de las decisiones gubernamentales. Hasta hace poco, las tendencias al cambio eran muy fuertes. Hoy, el clima social es otro. Ha disminuido la bronca y crecido la esperanza. Habrá que esperar los próximos meses para terminar de hacer un diagnóstico definitivo.”

Sergio Berenztein, de Poliarquía, sostiene que los datos actuales pueden ser transitorios. “No tenemos suficientes mediciones como para evaluar una tendencia. Hay una ola de empatía y solidaridad con la Presidenta por la pérdida de su marido. Pero no se trata necesariamente de un apoyo político, sino respeto y acompañamiento solidario. De todas formas, la experiencia histórica comparada sugiere que luego de la muerte de líderes políticos se generan en el corto/mediano plazo dos fenómenos: la sociedad tiende a enfatizar los aspectos más positivos de esos liderazgos; y en el caso de que familiares cercanos se dediquen también a la política, suelen experimentar un incremento de su popularidad. Eso ocurrió en el caso de Alfonsín. Pero se trata de ciclos de simpatía o apoyo de duración limitada. Es decir, son fenómenos transitorios.”
Empezar de nuevo

“¿Qué cambios hubo en este mes? –se pregunta Analía Del Franco, de Analogías–. Depende para quién. Para la sociedad, cierta satisfacción de percibir una gestión que se sostiene y se refuerza. La desaparición de quien se presentaba como el principal respaldo presidencial, a diferencia de lo que se suponía, no implicó caos ni debilidad. Para la oposición implica recomponer el armado de su mensaje-propuesta, ya que se alteró el perfil de su adversario principal. Para el oficialismo, la oportunidad de comenzar un nuevo período plebiscitado exitosamente, con las muestras de dolor del 27 de octubre y con el favorable recuerdo (hoy Néstor tiene un 68 por ciento de aprobación) del líder del kirchnerismo en el imaginario popular. Para todos, es un nuevo escenario político y social, es un cambio, un ‘pasaje’ que transcurre en el marco de un aceptable clima social sin temores ni incertidumbre.”

Para Enrique Zuleta Puceiro, de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), “en la opinión pública persiste un clima de optimismo. No es un optimismo delirante, se basa en la situación económica y en el hecho de que buena parte de la población considera que su situación personal está bien. Hay una imagen de estabilidad al futuro que se basa en dos cosas: la economía y que la Presidenta gobierna. No se percibe patetismo, sino agenda, actividad, iniciativa. A esto debe agregarse que la oposición se ha ido descomponiendo. Ya no se ve un veto opositor fuerte, poderoso, como el que había antes. El grupo A tiene dificultades, hubo pasos al costado importantes en el Peronismo Federal, Elisa Carrió se desmarcó y se piensa que Mauricio Macri no va a jugar un papel importante, salvo en la ciudad de Buenos Aires. A diferencia de mis colegas, yo no percibo un salto importante en la intención de voto de Cristina. Sigue en el 36 por ciento, pero veo que se amplió la diferencia con cualquier opositor. Los duplica o aún más que eso. Esa sensación hace que esté instalada la idea de que Cristina gana en primera vuelta. Y la realidad es que si las elecciones fueran mañana, eso sería así. Está claro, por otra parte, que la Presidenta gana en cualquier escenario de ballottage. Subió un poco Ricardo Alfonsín, Julio Cobos se diluye y los demás están muy lejos. La inflación aparece como una preocupación, pero más que en términos económicos, en términos de posibles conflictos, peleas gremiales o huelgas. Tiene más que ver con la paz social que con la economía”.
No hay milagros

“Desde la muerte de Néstor Kirchner hubo cambios en la opinión pública, pero no fueron producto de ningún milagro –sostiene Roberto Bacman, titular del Centro de Opinión Pública (CEOP)–. En primer lugar se puede mencionar el crecimiento de la imagen positiva de Cristina Fernández: 55 por ciento en la primera semana de octubre, 66 a mediados de noviembre. Cuando se observa cuáles son los segmentos de la sociedad que en mayor medida impulsan el crecimiento de la imagen de la Presidenta, salta a la vista una nueva evidencia empírica de los cambios producidos en las actitudes de los argentinos: las mujeres, los más jóvenes (algo que se pudo ver en los días del velatorio), los estratos sociales bajos y los residentes en el interior del país. Desde los momentos más difíciles de este gobierno, cuando el conflicto del campo arreciaba, que no se veía este apoyo sociodemográfico que acompañó a la gestión de Kirchner durante el período 2003-2007. En el terreno de las explicaciones vale la pena pensar que aquello que en los últimos tiempos fue una marcada debilidad para los Kirchner, tras la muerte de Néstor trastrocó en una sustancial fortaleza. Mucho se criticó su estilo (especialmente después de la 125), incluyendo su tendencia a confrontar, su pobre capacidad de diálogo y búsqueda de consenso. Tras su fallecimiento, la mayor parte de los argentinos le encontraron otro sentido a eso y comenzaron a decodificar a Kirchner como un hombre que nunca bajó sus banderas. Entonces, cuando tienen que evaluar esta gestión, no tienen tanto en cuenta los defectos de su estilo y rescatan los aspectos concretos.”
Estado de gracia

“Hay un estado de gracia del Gobierno –afirma Graciela Römer, de Römer y Asociados–. Aparece un sentimiento que tiene que ver con nuestra cultura y que es la solidaridad con la viudez y el dolor. El otro factor es que la desaparición física de un hombre que fue actor importante en la escena política debilitó a la oposición. La fragmentó y la desperfiló. Se puso en evidencia algo que ya veíamos, que la oposición se articulaba más como reactiva que como proactiva, era más anti-K que alternativa de un programa distinto. Yo creo que también el Gobierno toma conciencia de que es mejor reorientar la estrategia, en especial el vínculo con la clase media. La Presidenta, por ejemplo, dialoga con la Unión Industrial, busca conciliar al empresariado con la dirigencia gremial, se relativizó la demonización del FMI. Y me parece que se dieron cuenta de que les da más rédito que la estrategia anterior. De hecho, hay un aumento de 20 puntos en la aprobación de la gestión presidencial. Para mí, hay señales de cambio de discurso, aunque todavía falta ver si se producen cambios en la política concreta. De eso depende que el gran colchón de ventaja que hoy tiene Cristina Kirchner se consolide o se diluya.”

Para Artemio López, titular de la consultora Equis, los cambios de este mes fueron rotundos. “En términos generales la opinión pública duplicó a nivel nacional la imagen positiva de Cristina Kirchner, llevándola al 60 por ciento. Se reconfiguró, además, el escenario electoral que mantiene la misma arquitectura que en 2007, previo a la crisis de la 125. Cristina Kirchner, con el 46 por ciento de los votos, gana en primera vuelta. La segunda minoría está en manos de Ricardo Alfonsín con el 17 por ciento y, como dato significativo, hay una desaparición electoral de Elisa Carrió que obtuvo en 2007 algo más de 4.500.000 votos y hoy proyecta sólo un cuatro por ciento de intención de voto a nivel nacional y sigue en caída.”
Esto ya venía

“La opinión pública desde hace un mes acentuó una tendencia que venía ocurriendo desde hace meses: la recuperación de la imagen presidencial y la intención de voto de Cristina Kirchner –afirma Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados–. Muy rápidamente, Cristina accedió a los valores actuales con una imagen positiva de un poco menos del 70 por ciento (incluye el regular bueno) y con una intención de voto que la coloca ganando en primera vuelta. Hoy, el reconocimiento colectivo para Néstor Kirchner supera por unos puntos aquella cifra. Algo que contribuyó a este cambio de ritmo fue la difusión de imágenes de las exequias que mostraron la congoja popular y la gran presencia de jóvenes. Se produjo una identificación y una toma de conciencia respecto de un gobierno que produce ante una oposición improductiva. El futuro siempre tiene una gran dosis de incertidumbre, pero puede estimarse que una vez comenzada la campaña electoral los porcentajes se ajustarán hacia abajo. Pero el Gobierno tiene una enorme ventaja, desde la gestión, para sostener que las cifras contundentes de hoy se manifiesten en las urnas.
Continuidad

“Algunos dicen que la imagen de la Presidenta subió por la viudez. Yo no lo veo así –sostiene Carlos Fara, de Fara y Asociados–. Me parece que se percibe la fuerza de su liderazgo, pero sobre todo se empieza a hablar de que se necesita continuidad del proyecto. A esto hay que sumarle la imagen muy negativa que tiene la oposición. Estos elementos, según creo, van a seguir así durante todo el verano.”
Fuente: Pägina 12

La grieta esencial

Por Horacio González

Néstor Kirchner fue un tipo de político reconstructor que supo ver también el lado fracturado de la historia. Podría decirse que fundó su idea reconstructiva manteniendo siempre abierta la idea de fractura, de hendidura. Todo podía fallar, irse al diablo de un día para otro. Tener ese sentimiento de quebradura permanente sobre las cosas le inspiraba la rara perseverancia que le conocimos, la perseverancia del frágil. No es inconcebible la idea de que ese contraste entre lo débil y lo promesante ejerciera una atracción que no fuera percibida al principio. Morales Solá opina ahora que era un hombre rico y poderoso, razones poco aptas para dejar un halo legendario, que sólo emanaría de los indigentes y los fracasados. Es un error de apreciación. Kirchner sostenía su actividad sobre una grieta esencial en su biografía política. Por un lado, provenía de la política tradicional, amasada lentamente en una carrera y en las infinitas variaciones de una paciencia negociadora. ¿Pragmático, como suele decirse? Lo era. Por otro lado, destilaba un aire de improvisación y repentismo, todo entremezclado, de lo cual surgían destilados símbolos que operaban en la encrucijada del presente y del futuro colectivo.

Se discute ahora si surgió de un intersticio ocasional de la historia o todo se venía madurando en las entretelas del movimiento colectivo. Creo, dándoles la razón a los ocasionalistas, que percibió que la política vive mejor de las raras ocasiones en que se abren las puertas de hierro que parecían bien claveteadas en la conciencia nacional. Pero concediendo siquiera una migaja a los historicistas –llamémoslos así–, llegaba desde una escuela política consabida, que había dado macizas memorias y jefaturas. A diferencia de Perón, Kirchner encaró el liderazgo como un ocasionalista, haciendo valer su fragilidad y desprotección. Perón fue amante de lo orgánico, no de las fisuras, aunque su exilio le dio una aureola de superior despojamiento. No obstante, no consideró ese tema en sus reflexiones íntimas, y dejó que todo pareciera obra de un pensamiento articulado y de cálculos estructurados sobre el tiempo: la resistencia, la conducción, de la periferia al centro, la organización vence al tiempo.

Kirchner (y no quiero hacer innecesarias comparaciones) era un hombre de flecos varios (un desflecado, tomando prestada una expresión de la antropología literaria de David Viñas) y lanzaba signos por doquier, sobreimpresos sobre la memoria social anterior (desaparecidos, antiimperialismo, tercermundismo, latinoamericanismo, distribución equitativa de la renta, etc.), sabiendo que era necesario fundar un nuevo trato entre las instituciones y la vida general. Desviar el país de sus cercamamientos ritualizados, recrear el armazón de derechos sociales, públicos, comunitarios y de la vida privada –es decir, una modernidad nacional emancipada– fueron así sus propósitos. Los encaró con los flecos de la política real –el peronismo con condición y obstáculo– y con los signos que lanzaba como un náufrago robinsoniano, destinado a recrearlo todo otra vez, aunque sin el puritanismo propietarista de aquel célebre personaje.

Sólo es posible proseguir en estos empeños dándole un curso frentista a la política argentina. Estarán los antiguos partidos, nombres y situaciones que conocemos, y sin duda habrá alianzas y nuevas perspectivas de mancomunión entre fuerzas sociales y políticas. Pero con la palabra frentismo nos referimos a otra cosa. A la posibilidad y promesa de colocar al país bajo otros cauces colectivos, más democráticos y justicieros, donde impere una noción de emancipación social y se renueve drásticamente los carcomidos aparatos institucionales de donde salen los disparos que se llevaron la vida de Mariano Ferreyra (en un suburbio de megalópolis) y de los luchadores de los pueblos preexistentes en el país (en las márgenes de una ruta provincial). Un Kirchner rememorado en un futuro real e inmediato de la política y la cultura argentina conduce a la tarea colectiva –ahora, puesto que es urgente– de enjuiciar estos hechos y a sus responsables desmontando políticamente las situaciones que los provocan.
Fuente: Página 12

Legados, cambios, señales

Un mes inesperado, hipótesis. El Congreso, entre el empate, las “duras derrotas K” y el final desangelado “A”. La sesión en el Senado, reproches entre opositores. El FMI y el informe de las universidades, malos tragos. El Indec y la inflación, reconocidos como problemas. La concertación ¿posible? Y algo sobre la competencia electoral.

Por Mario Wainfeld

Apenas más de un mes después de la súbita pérdida de Néstor Kirchner, el panorama político cambió mucho y en un sentido inesperado. Las tendencias inmediatamente previas no viraron pero se potenciaron a niveles sorprendentes. La imagen presidencial, la reputación del oficialismo y la intención de voto favorable a Cristina Fernández de Kirchner treparon a niveles sólo comparables con los que tuvo en el remoto 2007.

Sería exceso de soberbia pretender explicar cabalmente tamaños fenómenos, sólo se pueden esbozar indicios o intuiciones. El cronista apunta dos datos. El primero es el balance anticipado sobre los gobiernos kirchneristas. Seguramente, se produjo una condensación abrupta del veredicto colectivo, sin duda plural y hasta antagónico, pero que dejó un saldo muy favorable al oficialismo. Ese balance, de ordinario, sucede en los días previos a las elecciones presidenciales.

El segundo dato es el élan emocional recibido por una fuerza política a la que costó estimular ese tipo de lazos. Emergió una fuerte afectividad popular, en reconocimiento a quien piloteó la salida de la crisis. La Presidenta, a su vez, combinó la decisión de seguir gobernando “a lo K” (gran activismo y una pulsión por el día a día) con el sinceramiento de su dolor personal, extrovertido con entereza.

Cristina Kirchner ganó en la consideración masiva y fue empoderada.

Esos datos coyunturales, ya se dijo, se conjugan con situaciones que ya venían produciéndose.

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Quién ganó con el empate: El Congreso, se suponía, sería el ámbito privilegiado de la ofensiva opositora. Una fascinación exagerada recibió la nueva integración de las Cámaras, preludio (se fabulaba) de un Parlamento rico en debates y elaboración de consensos. El Grupo A, muy pendiente de la aprobación mediática cotidiana, eligió desde una táctica más agonal: llevarse por delante al oficialismo. Fue en pos de titulares que dijeran “Dura derrota K”. Paradoja cruel y sugestiva: cosechó decenas pero terminó vencido.

Era complicado que el Congreso fuera muy productivo. La paridad estrecha en Senadores y la incoherencia de la mayoría opositora en Diputados lo anticipaban. Era más previsible un juego de bloqueo mutuo, “empate bobo” lo apodó este cronista meses ha. Costó sancionar leyes porque ambos sectores maximizaron los recursos obstruccionistas, empezando por retacear el quórum.

Es demasiado despiadado decir que nada se legisló. Hubo al menos tres normas sobre cuestiones muy relevantes, recién llegadas al recinto en la etapa kirchnerista: el matrimonio igualitario, la ley de glaciares y el ochenta y dos por ciento móvil. Antes hubieran sido imposibles, por falta de plafond político, cultural o económico.

La Presidenta vetó el 82 por ciento, con buenas razones. Las otras dos medidas son leyes virtuosas, que amplían la esfera de derechos ciudadanos y la protección del medio ambiente. Ambas fueron votadas por mayorías transversales y pluripartidarias, todo un mensaje. En glaciares, la iniciativa fue opositora, en el matrimonio igualitario fue el oficialismo el que garantizó la aprobación. En ambos casos, se cristalizaron luchas de grupos comunitarios comprometidos con esas banderas.

La contienda permanente dificultó el avance de otras leyes que requerían cooperación entre adversarios. La que regula las prepagas llegó a ser aprobada con modificaciones por el Senado, un paso adelante logrado en tiempo de descuento.

El Presupuesto sin aprobar es un retroceso institucional, con responsabilidades compartidas, las mayores cargan sobre el Grupo A.

En promedio, salió muy favorecido el oficialismo merced a una mística y un presentismo superior al de la oposición. La victoria no se expresa en el score parlamentario sino en la gobernabilidad. El oficialismo pudo sostener su proyecto, mantener el ciclo de crecimiento económico, mejorar los niveles de empleo, jubilaciones y salarios. También pagar sin sobresaltos la deuda externa, aumentar la recaudación y el nivel de reservas.

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Bajones y goles en contra: La sesión de esta semana en el Senado desnudó las carencias opositoras. Naufragaron dos de sus banderas iniciales (republicanas acaso, aunque poco erotizantes): el Consejo de la Magistratura y la eliminación de los decretos de necesidad y urgencia (DNU). Cuesta entender la conducta del conglomerado opositor, que omitió sacar un dictamen imprescindible para los DNU y bajó al recinto en minoría, en pos del gol en contra. El oficialismo tenía más senadores en sus bancas pero no le alcanzaban para acceder al quórum propio. El Grupo A se sentó facilitando la labor del Frente para la Victoria. Algunos suspicaces (oficialistas los más, algunos boinas blancas) deslizan que el radicalismo quería cajonear la restricción a los DNU que podría serle un boomerang si llegaran a la Casa Rosada en 2011. La teoría conspirativa es incorroborable, nadie confesará en voz alta ese designio.

Los dicterios opositores se reparten entre la propia impericia y el faltazo de algunos senadores. Samuel Cabanchik (ex Coalición Cívica, actual monobloque) se fue de viaje, fulminan sus antiguos correligionarios. La diputada Patricia Bullrich sopapeó a los senadores A en su Twitter. “¿Alguien puede explicar por qué llevaron los proyectos a la sesión del Senado? ¿Quién no quería el cambio?” interrogó, sugiriendo la respuesta.

En Diputados, la oposición hizo ley la reforma del Indec, aunque con reformas impuestas por Proyecto Sur para formar mayoría. La norma debe volver, pues, al Senado en las próximas sesiones ordinarias, allá por marzo.

La Presidenta no prorrogará las sesiones ordinarias. Acaso convoque a extraordinarias con una agenda muy acotada. En el Senado, por caso, podrían habilitarse para tratar los acuerdos para ascensos en las Fuerzas Armadas y la prórroga de la ley de impuesto al tabaco, que viene aprobada desde la Cámara baja.

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Señales y reconocimientos: El posible acuerdo con el Club de París, la confección de un nuevo índice de precios al consumidor con “asistencia” del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la resurrección del Consejo para el Diálogo Económico y Social (Cpdes) integran un combo. Conjugan acciones intentadas y desistidas con novedades netas. El desendeudamiento siempre fue una meta de las administraciones kirchneristas. La asunción de que algo debe hacerse respecto de la inflación y del Indec son incorporaciones recientes.

La, innecesaria desde el ángulo técnico, injerencia del FMI es un mal trago para el oficialismo. Seguramente obedece a requerimientos del G-20 y del Club de París. El oficialismo busca embellecerla explicando que un nuevo índice, convalidado por el hostil organismo internacional, será indiscutible.

La jugada se completó con la tardía recepción del crítico informe de las universidades nacionales, realizada por el ministro de Economía. Amado Boudou debió asumir dos trances complicados: contar lo del FMI (que casi no explicó) y revisar el destrato a las universidades nacionales. En general, es mala imagen para un gobierno comprometido con la educación pública combinar una alabanza a la expertise del FMI con un desdén a las universidades nacionales proferida por un ministro educado en el CEMA. La divulgación del lapidario paper de la Universidad de Buenos Aires sobre el Indec recogió el guante y tomó justa revancha.

En cualquier caso, incursionar en la reparación del desaguisado del Indec es un giro que supone pagar los platos rotos. La intención es correcta, amén de un reconocimiento tardío e implícito de los errores. Que la reforma encarada pueda cuajar es un albur, nada sencillo.

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Una mesa trabajosa: La propuesta de integrar un ámbito tripartito entre el Estado y las corporaciones sindicales y empresarias forma parte del menú de la Presidenta desde hace un par de años. Es consistente con otros ámbitos de negociación institucionalizados: las convenciones colectivas recuperadas y el Consejo del Empleo y del Salario. La reposición del Cpdes anhela encauzar la puja distributiva y el conflicto social. Asimismo, controlar la inflación. Nadie espera que ésta baje drásticamente pero muchos especialistas (no todos afines al oficialismo) creen que la miniconcertación podría tranquilizar las aguas y asegurar mermas progresivas.

Las culturas política y corporativa dominantes inducen a calcular que el cometido es muy peliagudo. Las “señales” de la Casa Rosada sedaron algo a las cúpulas patronales, más transigentes en su verbo, en general. En la Unión Industrial Argentina hay un clima mejor, que podría redondearse cuando cambien sus autoridades. La excepción, tremenda, son los multimedios.

La virtual disolución de la Mesa de Enlace es otro factor propicio, multicausado. Por un lado, los productores tienen actividades mucho más lucrativas y gratas que cortar las rutas. Las agorerías sobre la quiebra del sector fueron tapadas bajo el manto verde de los dólares. Por otro, el ministro de Agricultura Julián Domínguez supo trabajar con las corporaciones, en especial con la Federación Agraria (FA). Trabajar equivale a dialogar, reconocer razones y derechos, mover ayuda económica, tanto como poner límites. Hacer política, entonces. Un ejemplo interesante de cómo mejorar la situación general y la posición del Gobierno sin alharaca. Una diferencia con otros ministros, más proclives al debate público sobre temas exóticos a su competencia y menos eficientes.

Nuevamente, difícil será parir al Consejo y, aún más, lograr que sea funcional a los fines anhelados. Pero “la señal” convoca, muestra un grado de apertura del Gobierno y un ansia de enriquecer su agenda.

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Posiciones relativas: Kirchner dejó un vacío cuyas implicancias se desentrañarán con el paso del tiempo. La Presidenta quedó con un capital simbólico y político envidiables.

Habrá que ver cómo se trajina el lugar vacante. La Presidenta repitió una consigna a ministros, legisladores, gobernadores y dirigentes: “Hacé lo que hacías siempre. Y llamame a mí, en los casos en que lo llamabas a él”. “El”, en la oratoria pública y privada de la mandataria es Néstor Kirchner. El oficialismo se asienta en la Casa de Gobierno, al fin y al cabo su domicilio existencial. La hibernación del Partido Justicialista es, seguramente, el menor de los baches que surgirán. El PJ, explican avezados dirigentes “del palo”, nunca fue relevante para los peronistas, se rehabilitó para que el ex presidente tuviera una base de operaciones.

A menos de un año para las elecciones, Cristina Kirchner puntea la competencia, a buena distancia de un pelotón opositor que acentúa sus pugnas internas. Una pregunta simplista, acaso, es si debe mirar hacia atrás (a sus adversarios) o hacia la meta. Tal vez, con mantener el paso y el rumbo, sin cometer errores evitables, pueda llegar primera.

Por lo pronto, ya no es un apotegma que el oficialismo perderá inexorablemente en segunda vuelta. Los sondeos, siempre diagnósticos temporarios, indican todo lo contrario. Ningún gobierno, desde 1983, repechó tanto una derrota en las parlamentarias de medio mandato. Parte de la explicación serán sus logros. Otra parte, que ninguno tenía por delante una oposición tan invertebrada.

En el devenir, Cristina Kirchner alterna giros novedosos con acciones tradicionales, como lo fue el aumento de fin de año a los jubilados. Pronto, buscará escenificar y ratificar su liderazgo en un acto masivo en la Plaza de Mayo, el 10 de diciembre, día universal de los derechos humanos.

El porvenir siempre está abierto, aunque asentado sobre los datos duros e impresionistas ya comentados.
Fuente: Pägina 12

Imborrable

Por Jorge Rivas *

Conocí personalmente a Néstor Kirchner durante la segunda parte de su gobierno. Me sorprendieron la firme convicción con la que defendía el proyecto que encabezaba, la claridad con la que describía la etapa histórica en la que le tocaba gobernar y la precisión con la que percibía los obstáculos con los que se topaba y se toparía el proyecto popular. Estaba obsesionado por conformar un sólido sujeto social y político diverso con el cual poder superar esos obstáculos. Esa obsesión lo acompañó hasta su muerte.

Podría decir que mi relación política con él fue dual, ya que tal vez por mi dogmatismo y por mis prejuicios fui opositor parlamentario al principio de su gobierno, hasta que me rendí ante la contundencia de los hechos y terminé como su vicejefe de Gabinete. En lo personal lo recuerdo como un tipo sencillo y de buen humor, y luego de sufrir mi incidente físico tuve oportunidad de conocer su afecto y su solidaridad.

Me encontraba fuera del país cuando se produjo su lamentable muerte, lo que me permitió comprobar el profundo respeto que se le tenía en el mundo, en particular en América latina, donde también se lo recuerda con mucho afecto. Y por supuesto, la movilización y el dolor popular en la Argentina nos demuestran el reconocimiento y el amor de su pueblo.

Fue un gran presidente, que sacó al país de una sus más profundas crisis y lo recondujo por un camino de progreso, además de devolverle poder decisorio a la política y sentido a la militancia. Creo que sin lugar a dudas deja una huella imborrable en la historia política argentina.

* Diputado socialista.
Fuente: Página 12

Lo inesperado

Por Ricardo Forster

La historia muy pocas veces es lineal. Imaginar, entre nosotros, un recorrido causal y necesario es suponer que el hilo del tiempo discurre con placidez, alejado de tormentas y sorpresas, de situaciones inesperadas y de bruscos giros que suelen sacar de quicio aquello que supuestamente responde a una racionalidad subyacente. El tiempo, el de un país, el nuestro, zigzagueante y espasmódico, entrañable y trágico, suele responder a una extraña alquimia de materialidades realmente existentes y acontecimientos que dislocan lo previamente anunciado como esperable. Ruptura y continuidad se entrelazan marcando a fuego la complejidad de un presente anómalo; de un presente capaz de persistir atravesado de viejas matrices, a la vez que nos ofrece el panorama de lo nuevo que disloca lo establecido hasta configurar una escena inimaginable de acuerdo a la fuerza inercial de una historia que, eso parecía evidente e inmodificable, seguía una marcha hacia una decadencia siempre anunciada como destino irrevocable. Muy de vez en cuando, cuando no se lo espera, algo sucede, algo intenso, que viene a alterar las escrituras del poder. Algo de eso, en su excepcionalidad, aconteció a partir del 25 de mayo de 2003. Lo insólito, lo que no podía estar pasando, simplemente comenzó a derramarse sobre una época descreída que, en muchos que continuaron aferrados a su incredulidad, condujo a la teoría de la impostura. De una suerte de relato de ficción astutamente desplegado por el saltimbanqui y prestidigitador venido del sur y dispuesto a engañar para que todo siguiese igual. Hubo que esperar hasta su muerte, también inesperada, para terminar de desgarrar el velo de la impostura, de ese relato mentiroso y autoexculpatorio que tanto les sirvió a ciertos intelectuales y políticos supuestamente progresistas a la hora de consolidar su opción por el poder corporativo y la restauración conservadora.

El vértigo estaba marcado por la caída en abismo, por esa espera del cumplimiento de lo peor que venía arrojándonos, en tanto habitantes de esta geografía sureña y muchas veces destemplada, a la intemperie. Sin horizonte, pero también sin pasado a redimir. Puro presente de angustia, corroboración de un destino estrellado contra el muro de ilusiones vanas o de engreimientos ahuecados después de años de horrores, miedos, desilusiones, banalidades, fiestas dispendiosas, cualunquismos diversos y profetismos quiméricos. Años en los que los puentes entre las generaciones se rompieron y en los que lenguajes y tradiciones emancipatorios se transformaron en objetos arqueológicos, piezas de colección de un museo temático en el que el presente, como tiempo de llegada al fin de la historia, se volvía escenario de un mundo sin sueños ni esperanzas. Apenas entre sus pliegues, o en sus napas soterradas, persistían legados y herencias maltratados por las inclemencias de una realidad despojadora de ilusiones y de proyectos alternativos al de un capitalismo neoliberal que parecía devorarse todo a su paso.

Kirchner, su nombre, vino a invertir esa inercia, vino a enloquecer la marcha del tiempo argentino quebrando la repetición maldita y abriendo fisuras, cada vez más hondas, en el muro de un sistema (amasado entre la dictadura y el menemismo) capaz de aniquilar memorias de equidad y tradiciones populares al vil precio del consumismo y la exclusión como etapa final del miedo destilado sobre cuerpos y conciencias. Su impronta, su firma que era un jeroglífico para la mayoría de una sociedad que no sabía quién era ni de dónde venía (sabía, apenas, que era gobernador de Santa Cruz pero desconocía su pasado, sus antiguas lealtades, la persistencia, en él, de historias clausuradas por la violencia dictatorial pero a la espera de una reparación), su firma, decía, selló lo inesperado, aquello caudaloso que se liberó en un discurso alocado, inusual, antiguo y lozano, admirable y sorpresivo que pronunció, entre la seriedad de la investidura presidencial y la informalidad de un personaje subvertidor de todo protocolo, lúdico en momentos de extrema gravedad y serio para aliviar, con sus malabares simbólicos con el bastón de mando, la incredulidad de una sociedad demasiado lastimada y, también, envilecida.

Una doble reparación comenzó en un país incrédulo. Reparación del pasado, sobre la que volveré, al reabrir no sólo los expedientes cerrados por las leyes de la impunidad y los indultos, sino al destrabar una memoria que lograba, con esfuerzos pero con intensidad, interrogar críticamente por una época decisiva, preñada de utopías y de errores, de sueños revolucionarios y de violencias, de generosas entregas generacionales y de poderes asesinos que se preparaban para quebrarle el espinazo a un tiempo crepuscular y soñador pero potente en su capacidad para jugar a fondo los destinos del país. Una época que dejó una marca indeleble en cuerpos y memorias pero que había sido arrojada a la pieza de los trastos viejos, formas espectrales de un pasado tabicado y ausente que, pese a todo, seguían susurrando desde una lejanía que se volvió, en el giro loco de la historia abierta de nuevo, actualidad e interpelación. Kirchner, haciéndose eco y cargo de los mil hilos resistentes de los movimientos de derechos humanos y de antiguos mandatos que se guardaban en su propia deuda impaga, habilitó, como no se lo hacía desde los comienzos del gobierno de Alfonsín, la dimensión entrecruzada de la memoria, la verdad y la justicia. Pero también, y allí se guarda lo no previsto, oxigenó el debate sellado de los setenta y lo hizo recobrando las luces y las sombras de una extraordinaria apuesta generacional. Lo que parecía ya no tener lugar, lo destinado a ser invisible o a convertirse en polvo que se lleva el viento huracanado del “progreso”, interrumpió el presente reescribiendo las páginas de la memoria que siempre transforman lo heredado, lo guardado en lo recóndito del recuerdo y lo vivido como tiempo presente supuestamente alejado de esas deudas con un pasado “olvidado”.

En ese giro reparador hacia el pasado (en esa suerte de imposible redención de las víctimas devolviéndoles rostros, ideas, convicciones, sueños, pesadillas, cuerpos, justicia) también se abrieron las puertas de una casa que habían permanecido cerradas hacia el futuro. Una doble maldición pendía sobre Argentina: la maldición de un pasado irresuelto cuyas figuras espectrales permanecían irredentas, y el borramiento de toda esperanza en el mañana. Sin pasado y sin futuro, arrojados a un puro presente impiadoso y descreído. Kirchner, emergiendo de lo previo y de lo anómalo, heredero de fuerzas sociales y de tradiciones en disonancia con una época hegemonizada por la práctica y el relato de los vencedores, giró la inercia del tiempo histórico y le dio forma, en un mismo movimiento, a la reparación, todavía en curso, del pasado y del futuro. De ese modo, y los festejos del Bicentenario dan testimonio de lo caudaloso de ese giro en las sensibilidades y en las conciencias, el daño abisal causado por la dictadura y perpetuado por la impiedad del capitalismo neoliberal más las expresiones prostibularias emergentes de tradiciones que eran supuestas portadoras de ideologías populares pero travestidas en instrumentos de la reacción, inició su camino de reparación. El peronismo le debe demasiado al flaco desgarbado que inició su rescate del envilecimiento menemista; en él, en su lenguaje y en sus gestos, lo que se hizo presente fueron los espectros fundacionales del 17 de octubre, sus metamorfosis en la generación del setenta y los desafíos de una realidad, la actual, cargada de sus propias novedades. Allí, en esa alquimia renovadora, en esa apropiación salvaje de viejos y nuevos símbolos, se encuentra eso que llamamos, con cautela pero con entusiasmo, kirchnerismo. El pueblo, el olvidado y el dañado durante tantos años, lo supo y por eso dio testimonio caudaloso de su profunda tristeza entramada, como no podía ser de otro modo, con la fuerza del agradecimiento y del apoyo decidido a su compañera de toda la vida.
Fuente: Página 12