domingo, 17 de abril de 2011

La soledad de Duhalde

Tiempo Argentino
17 de abril de 2011

Por Felipe Yapur
Periodista.


Ya resultaba complicado ver a Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá entusiasmados con el sistema elegido de internas, una especie de carrera de postas por las provincias. Por momentos se veía hasta forzada esa devoción por las primarias y el juego limpio. Sin embargo, el fracaso de las elecciones previstas para hoy tiene consecuencias profundas y negativas para el sector. Porque más allá de que se realicen o no, es la caída del proceso, del plan orquestado para transformar al PJ Federal en la opción y conducción de la oposición. Las consecuencias para ambos candidatos son diferentes. El puntano, por caso, tiene una provincia para seguir gobernando y allí se refugiará. El bonaerense, en cambio, se ha quedado solo.
Duhalde es el que más pierde. No tiene un territorio que gobernar. La provincia de Buenos Aires ya no le sonríe y mucho menos le responde. Eso le complica aun más sus alternativas futuras porque debilita sus posibilidades de sentarse en un pie de igualdad ante el resto de los líderes de la oposición. ¿Desde dónde podrá forzar posiciones y acuerdos, si ya no tiene siquiera votos que lo respalden?
De nada le servirán los supuestos 32 mil votos que obtuvo en la interna realizada en la Ciudad de Buenos Aires. Ni los que recibió en la escala del Noreste argentino. Verdaderos o falsos, los votos que tendría al final de ese rally electoral le iban a servir para asegurar que tenía una legitimidad. Eso no existe ahora.
¿Le alcanzará con refugiarse en su Movimiento Productivo Argentino? Es muy probable que no. Le será difícil conseguir que nuevamente algunos devaluados dirigentes de la oposición, como el radical Rodolfo Terragno, vuelvan a mostrarse junto a él.
Lo más claro y concreto que dejó hoy este “papelón”, como lo definió el propio Duhalde, es que puso a todos los aspirantes presidenciales del PJ Federal en un pie de igualdad. Duhalde, Rodríguez Saá y hasta el propio Mario Das Neves (en cuya provincia y luego de casi un mes de las elecciones todavía no se puede decir quién será el próximo gobernador) comparten la misma característica: el fracaso.
En todo caso, el chubutense debe estar más tranquilo ahora que sabe que no es el único en haber tropezado. El tema ahora será la diáspora. Hacia dónde irán a refugiarse los dirigentes de segunda línea. Una alternativa posible es volver a sus distritos y tratar de reconstituir las relaciones con los gobernadores para que le den asilo. Algunos, por caso, ya lo están haciendo en la provincia de Salta. Después del triunfo de Juan Manuel Urtubey, dirigentes peronistas que hasta hoy votaban desde sus bancas en el PJ Federal, ya se pusieron a disposición del reelecto gobernador. Es una posibilidad. Ellos lo pueden hacer, Duhalde no. Por eso es el gran perdedor de esta aventura que parece estar por terminarse.

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