sábado, 22 de enero de 2011

“El caso es emblemático por sus consecuencias, pero no es el único”

Tiempo Argentino
22 de enero de 2011

Por Eduardo Luis Duhalde
Secretario de Derechos Humanos de la Nación.


Reynaldo Bignone ratificó lo que cada evidencia agregada en la causa Papel Prensa demuestra: la privilegiada relación de los jefes de la dictadura con el diario Clarín, es decir con Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto, que aquel calificó como encuentros de “camaradería”.
El diccionario de la lengua, define “camarada” como “compañero”. En el lenguaje militar “camarada” referencia a los compañeros de armas, y el término “camaradería” a las reuniones con sus pares, asentadas en los vínculos comunes. Si bien el ex dictador Bignone, pese a declarar como testigo y no como imputado, cuidó bien de no reconocer ningún hecho que lo pudiera involucrar personalmente en la causa, al ratificar lo que dijera en la carta quejumbrosa a Ernestina Noble a modo de los reproches de amores contrariados, dejó en claro que el trato con Clarín tenía una magnitud no alcanzada por ninguno de los restantes medios de prensa.
Un observador ingenuo podría pensar que se trata de fuertes afinidades ideológicas y no materiales. Sin duda, las mismas existían y muy fuertes. Pero había mucho más: el afecto societario, la utilización de la metodología criminal para apropiarse del paquete accionario de un grupo económico, y el control monopólico de los medios de comunicación escritos, y por ende, de la información.
Cuando el diario La Nación en un largo editorial del 9 de este mes (obra de la pluma cloacal de Morales Solá), acusa a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación de haber inventado la categoría “de delitos de lesa humanidad con motivación económica”, intenta trastrocar en forma infame la realidad.
La dictadura terrorista y sus socios civiles son los que crearon esa especificidad delictual con la implementación sistemática del horror, en muchos casos para saciar su afán de lucro sin límite, despojando en su beneficio de importantes bienes a terceras personas. No pararon mientes para ello: el secuestro, la tortura y el crimen fueron los elementos de “convicción” para lograr la venta simulada de acciones, firma de transferencias y asegurar así el resultado.
El caso de Papel Prensa es emblemático por sus consecuencias, aunque no es el único, ni mucho menos. Creyeron que la impunidad los protegería eternamente y que habían sido cuidadosos en borrar las huellas de su accionar delictivo. No fue así: los ya ocho cuerpos del expediente principal y las 22 mil fojas de documentación anexada a la querella van tejiendo, como una aplicada telaraña, el plexo probatorio de testimonios, documentos, evidencias e indicios precisos y concordantes, para probar los delitos imputados. Ya hay suficientes elementos incriminatorios, para que, sin más trámite, se les tome declaración indagatoria a los imputados.

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