jueves, 27 de enero de 2011

A los hijos de los brigadieres les movieron el piso

Página 12
26 de enero de 2011

Las autoridades españolas enviaron un informe en el que se señala que la cocaína iba escondida en el piso del Bombardier Challenger. La droga habría sido acondicionada en Morón a lo largo de varias jornadas.

Por Raúl Kollmann

Las autoridades españolas remitieron un informe extraoficial al gobierno argentino en el que se señala que la cocaína iba escondida en el piso del avión Bombardier Challenger, es decir debajo de los asientos, las alfombras y la estructura que pisan los pasajeros. Según este texto, la droga fue acondicionada en el avión en el aeródromo de Morón y tuvo que hacerse a lo largo de varias jornadas. El informe sostiene que, al menos por ahora, los tres detenidos son igualmente responsables, es decir los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá y Matías Miret. El secreto del sumario se mantiene porque se está investigando toda la organización que llevó los 944 kilos a Barcelona. Por lo que señala el texto, el origen de la cocaína es Colombia, por lo que la organización tiene su punto de partida en ese país.

Todo indica que el informe ya llegó a la Argentina o está por llegar a través del embajador Carlos Bettini, pero es posible que un adelanto de los datos ya esté en manos de la ministra de Seguridad, Nilda Garré. En primer lugar, porque el lunes se dispuso el desplazamiento del comodoro Jorge Ayerdi, jefe de la Base Aérea de Morón. Pero además, porque Garré realizó ese día una declaración sugestiva: “Todavía no hay seguridad, si bien los últimos datos hacen pensar cada vez más que la droga pudo haber sido cargada en la Argentina”. Más allá de esa frase, lo cierto es que desde que se conoció la detención de los hijos de los brigadieres, Garré viene sosteniendo ante sus colaboradores lo que ayer dijo en forma pública: que hay agujeros en el control, sobre todo en aeródromos del estilo del de Morón, donde se superponen responsabilidades de la Fuerza Aérea y de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Como hubo una transferencia de los militares a los civiles, quedaron zonas grises que fueron aprovechadas por los narcos. Además, todavía resta establecer si la Aduana debió revisar el avión, pese a que los hijos de los brigadieres declararon que no llevaban carga.

El informe español dice en concreto que la droga se ubicó por debajo del piso del avión. Esto significa que hubo que hacer un trabajo de acondicionamiento que seguro llevó bastantes horas. Se sacaron los asientos, las alfombras y la estructura que pisan los pasajeros, para colocar la cocaína en los huecos que hay por debajo del piso. Los españoles no dicen –al menos hasta ahora– cómo descubrieron el cargamento ni hacen referencia a lo que ya mencionó Alfredo Pérez Rubalcaba, número dos del gobierno español: que esperaban el avión sabiendo que traía la cocaína.

El dato sobre el aeropuerto de Morón habría salido del informe que envió a España la empresa que fabricó el Bombardier. La computadora de a bordo registra los pesos de la aeronave en cada despegue, por lo que detectó el lugar desde el que partió el Bombardier con una tonelada de más. Esa computadora es como las llamadas cajas negras, o sea inviolable, y sólo puede ser abierta y analizada por el fabricante. Es probable entonces que la información haya surgido de ese análisis, pero más allá del origen, lo cierto es que los españoles sostienen que la carga se hizo en Morón y así lo pusieron en el informe.

En el Juzgado en lo Penal Económico que encabeza Alejandro Catania todavía no se recibió ninguna información oficial. El magistrado libró un exhorto a España hace ya dos semanas y a través de Interpol Argentina se le pidió a Interpol España que se envíen las fotos del procedimiento en que se secuestró la cocaína. Se trata incluso de parte del convenio que en su momento firmaron el entonces ministro del Interior, Aníbal Fernández, y su par de España, Alfredo Pérez Rubalcaba, hoy número dos del gobierno ibérico. Mientras no llegue el informe oficial, Catania y su secretario letrado, Martín Castellano, sólo pueden investigar delitos menores, como el incumplimiento de los deberes de funcionario público, pero no el delito mayor: contrabando agravado de estupefacientes.

El secreto de sumario en Barcelona no se levantó porque una organización como la que llevó los 944 kilos en el avión no se integra sólo con tres hijos de brigadieres. Por lo pronto, se está haciendo un análisis de todos los vuelos previos, incluyendo el que se hizo en abril a Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, llevando a dos personas sospechadas de ser proveedoras de la cocaína. En ese vuelo también estuvieron los hermanos Juliá y Matías Miret y entre sus pasajeros el colombiano John Wilson Díaz Vélez y un argentino, Daniel Amitrano. En el vuelo que trajo el Challenger a la Argentina, también los hermanos Juliá y Miret estuvieron en los controles y la esposa de este último, Agustina María Conil Paz, figura en la lista de pasajeros. Hubo dos vuelos en junio, con aviones privados, en los que Gustavo y Eduardo Juliá despegaron desde Buenos Aires y llegaron a Murcia y a Reus, muy cerca de Barcelona. Por último, los hijos del ex jefe de la Fuerza Aérea estuvieron en Barcelona en diciembre por tres días en cada oportunidad. Llegaron a la ciudad catalana en vuelos de línea.

Miret, a través de su esposa, hizo trascender que efectivamente la droga fue cargada en la Argentina y específicamente en Morón, manifestando que fue engañado por los Juliá. Por ahora, las autoridades españolas lo consideran involucrado en el caso, sobre todo teniendo en cuenta que participó de dos de los vuelos anteriores, el de Santa Cruz de la Sierra y el que trajo el avión desde Fort Lauderdale. Su esposa, Conil Paz, también figura integrando la empresa Aviación Atlántico Sur S.A., que hizo trámites relacionados con el avión. Conil Paz dijo que su marido sólo realizó el vuelo a Barcelona, lo que no encaja con los informes de Migraciones.

Un elemento importante en la pesquisa es el peritaje químico de la cocaína. Se menciona que la organización que estuvo detrás del vuelo con los 944 kilos de cocaína a Barcelona es la misma que proveyó a la banda en la que habría revistado, como supervisora, la modelo colombiana Angie Sanclemente. Esto podría determinarse justamente por la pericia química, ya que los laboratorios dejan una especie de huella digital en la droga.

Lo cierto es que faltan otros elementos en la investigación: cómo llegó la droga a la Argentina, las complicidades, quién la recibía en España y, lo fundamental, qué organización estuvo detrás de semejante transporte de cocaína por valor de 50 millones de euros.

Informe desde España: O. G.

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