domingo, 30 de enero de 2011

“Evo es un hombre impresionante, es una lección de vida”

Tiempo Argentino
30 de enero de 2011

Por VÍCTOR HUGO MORALES
Periodista.


Evo Morales es hombre que invita a la instantánea emoción. Pero cuando cuenta su vida, cuando él mismo relaciona su origen humildísimo, en una familia en la que cuatro hermanos murieron antes de los dos años a causa de la pobreza y el hambre, con el hecho de ser presidente ahora, hay que estar muy atentos con las reacciones interiores para no caer en las lágrimas ante lo que se escucha y por la admiración que provoca.
La lucidez con la que mira su vida, la lucidez con la que mira su Bolivia y su América Latina, lo hacen un hombre que, posiblemente con menos preparación que otras personalidades que llegaron a ser presidentes, luzca como más inteligente, como más intuitivo y sobre todo con una mayor sabiduría emocional que otros.
Al tiempo que tiene una gran rapidez para reaccionar frente a las preguntas, posee una enorme facilidad para tomarse un par de segundos y sintetizar lo que quiere responder. Sobre todo cuando habla de política. Cuando, en cambio, lo hace de su vida y de su condición de enamorado del fútbol, por ahí se explaya mucho más. Porque su relato se convierte en un cúmulo de entusiasmo. Especialmente al revisar la parte de la vida que, quizás, él pensaba tener: la de jugador de fútbol profesional, sobre todo, si era posible, en el Bolívar. Justamente, él entró a toda la actividad por el deporte, como se desprende de todas las notas realizadas. Fue en el cargo de secretario de un sindicato que tenía que ver con el mundo del deporte como él inició su impresionante carrera hasta llegar a presidente de la Nación, nada menos. En las dos entrevistas, media hora de radio y 35 minutos de televisión, la sensación fue la de estar delante de un personaje impresionante. En algún momento reflexioné que quizás eso mismo me hubiese provocado estar conversando algunas veces con el Che Guevara. Hombres impresionantes por dentro que son en sí mismos una lección de vida.

Lamentablemente no es parte de ninguna de las dos notas, algo que puede ser revolucionario en América: el tren eléctrico que cruce América del Sur a lo ancho, desde el Atlántico hasta el Pacífico, porque Evo Morales habría convencido a Lula recientemente de que dar toda la vuelta por el Estrecho de Magallanes, con la producción de soja que sale del puerto de Santos, económicamente es una pérdida que rápidamente puede recuperarse con un tren que crece para el lado del Pacífico. Y que él, además, se lo imagina con el complemento de otro tren turístico que le permita a su país convertirse en el lugar de tránsito hacia el Océano Pacífico con mucha respuesta turística al mismo tiempo.
Lo notable de la idea de Evo, que lamentablemente no expresé en las notas, es la inteligencia extrema de un hombre que de esta forma puede llegar a conseguir que Bolivia pueda tener finalmente su salida al mar. Es factible que consiga llevar adelante este proyecto, ya que Perú, mediante su presidente Alan García, le ofreció un espacio en su costa oceánica, en el puerto peruano de Ilo, por un lapso de 100 años. Enterado de esto, el chileno Sebastián Piñera se da cuenta que generaría un gran crecimiento económico en el sur de Perú, en detrimento del norte de Chile. La movida de Evo, entonces, podría ser la punta para que comiencen negociaciones que nunca habían existido entre Chile y Bolivia para hablar de la salida al mar: este 7 de febrero estarán juntándose los cancilleres y habrá que estar muy atentos a lo que de allí surja en ese primer encuentro.
Si Evo Morales, con ese primer encuentro consigue una extraordinaria ventaja económica para Brasil, una gran ventaja para Bolivia y la salida al mar, si ya no estaba en la historia de Bolivia, se instalará para siempre, y presumimos que, seguramente, para toda América.

Cuando salimos de Bolivia nos dimos cuenta de que todavía hay coletazos de los problemas que suscitó el intento de aumentar los hidrocarburos, una medida que debió tomar Bolivia hace diez años, o que el mismo Evo debió adoptar en el comienzo de su mandato. Ese era el momento en el que tenía toda la posibilidad de hacer algo que para Bolivia es indispensable, porque los subsidios a los combustibles verdaderamente no se pueden sostener, porque asfixian a otras partes de la economía del país. Pero independientemente de esos problemas, de los conflictos que le generaron su primera derrota política, aunque él la convirtió en una victoria, cediendo a lo que la voz del pueblo le decía, es indudable que el carisma de Evo Morales le asegura que, salvo errores políticos muy graves o una desestabilización intencionada de los sectores que están en pugna con él, salvo una gestión desestabilizadora de adentro y de afuera, puede cumplir perfectamente su segundo mandato, y sentar las bases para que Bolivia tenga por lo menos los 20 o 25 años de gobierno progresista que necesita.
La idea final ronda en que salí de un país comandado por un presidente que, en su niñez, no podía hablar del todo bien el español, porque estaba tomado por el inglés con el que se había educado. Este presidente, que aprendió el español bastante más tarde de lo debido, porque viene de los pueblos originarios, y no tuvo una escuela donde aprender el idioma, y tenía que hacerlo a escondidas. Un país donde a los primeros aymaras que aprendieron a leer y escribir –como bien ha escrito Rodolfo Braceli– les sacaron los ojos por la osadía de haber aprendido a hacerlo.

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