jueves, 27 de enero de 2011

La política como construcción colectiva

Tiempo Argentino
26 de enero de 2011

Por Víctor Ego Ducrot
Periodista, escritor y profesor universitario.

Por suerte para los argentinos, entre las prácticas políticas del flamante siglo XXI están sobresaliendo aquellas militantes y republicanas, reestablecidas a partir de 2003, gracias a la impronta ejercida por Néstor Kirchner.


En la Argentina parecen coexistir al menos tres formas de concebir y practicar la política, coexistencia que no podrá prolongarse durante mucho tiempo más. Por un lado, tenemos a los peligrosos, aquellos que auspician nuevas formas de golpismo, conforme lo describiera, no hace muchos días en este mismo diario, el juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni, cuando alertó que él mismo está pensado desde una eventual indisciplina sectorial de las fuerzas de seguridad, en combinación con las campañas desestabilizadoras desplegadas por los medios de comunicación de la corporación hegemónica. También existen aquellos sujetos que no se animan a fantasear con tanto, pero que caminan sobre la cornisa de la inconstitucionalidad; y, por último, los actores individuales y colectivos que lograron recuperar la identidad participativa de las prácticas republicanas, concibiendo a la política como un hacer ciudadano (militante) y transformador, en beneficio de las grandes mayorías.
Entre los dos primeros podríamos citar a esa especie de convoy del pasado, en el cual transitan por una misma trocha el capital concentrado financiero e industrial, las patronales del agro, que pretenden negar al Estado y mienten en forma sistemática con el solo fin de seguir siendo ellos los que manden a todos −tal cual oligarcas de nueva generación−, las corporaciones mediáticas y una especie de camándula política variopinta, que se dice oposición. Allí están entonces la Mesa de Enlace, Magnetto y sus socios y sicarios de la palabra, las huestes criminosas del duhaldismo residual, los capitanes del fracaso radical, la defensora de los genocidas que envejecen −es decir, Carrió−, los malabaristas de la inutilidad y la vagancia derechista −léase Macri− y los progresistas de a dos pesos, como es el caso, entre otros, del socialista Binner, para quien, y desde una ignorancia que asusta, el programa Asignación Universal por Hijo sólo es algo bueno porque le da de comer a los que tienen hambre. Todos ellos están desesperados porque se saben condenados al fracaso, pero son peligrosos (muy).
Por suerte para los argentinos, contamos con una tercera categoría de práctica ciudadana, el conglomerado de dirigentes, funcionarios y fuerzas sociales y políticas que, encolumnadas primero con Néstor Kirchner y ahora tras la figura conductora de la presidenta, vienen desplegando desde la gestión, la militancia y la comunicación activa como dialéctica de tres ejes, no sólo el programa de gobierno más transformador e inclusivo desde 1955 a esta parte, sino también una acción republicana que se traduce en creciente consenso y sumatoria de voluntades, tal cual lo indican las encuestas.
La semana pasada hice referencia al programa VES Inclusión (Vivienda, Educación y Salud) que están elaborando profesionales militantes de la Corriente por una Comunicación Nacional, Popular y Democrática (CCNP), espacio conducido por Gabriel Mariotto, titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) y uno de los cuadros dirigentes del oficialismo de mayor compromiso con el proyecto encabezado desde el Ejecutivo nacional, y mejor posicionado para acompañar, desde donde la presidenta lo indique, la etapa de consolidación y profundizaciones transformadoras que presupone el muy probable triunfo de Cristina en los comicios presidenciales de octubre próximo.
Tiempo Argentino tuvo acceso a los borradores casi finales del proyecto. El mismo prevé la puesta a disposición de Cristina de un plan de acción que contempla la construcción y distribución de espacios habitacionales dotados de centros socioasistenciales y de apoyo sanitario y educacional, articulados estos últimos con las estructuras escolares y hospitalarias existentes en cada área, o creados a tal fin en las zonas donde se careciese de estas.
El VES Inclusión está diseñado como módulo operativo, que tanto puede operar como unidad ejecutiva independiente o como plan de trabajo de instituciones del Ejecutivo ya en funcionamiento. En ese sentido, se concibe como programa en sí mismo, a ser dirigido desde el gobierno nacional, o desde los provinciales, según el caso; o bien como proyecto perteneciente a las entidades públicas que ya actúan en la especificidad. Por ejemplo, aclararon quienes participaron durante los últimos tres meses en su diseño, los módulos operativos del VES Inclusión pueden y deben trabajar en forma coordinada con programas como el anunciado el lunes último por el ministro de Economía, Amado Boudou, de especial relevancia y envergadura.
Su carácter modular le permite al VES Inclusión ejecutarse por Planes Tipos. Estos pueden contener la cantidad de unidades que cada caso y entorno demande. Desde esa óptica, el programa considera factible la construcción y distribución titularizada de 500 mil viviendas durante el período 2012-2015, con una inversión social total de 89 mil millones de pesos, aportados, fundamentalmente, por líneas de crédito internacional preexistentes para tal finalidad, según los relevamientos del equipo conducido por Gabriel Mariotto.
La ejecución del VES Inclusión está pensada en dos etapas: una puesta en la provincia de Buenos Aires, y su réplica a lo largo y ancho del territorio nacional, con el respeto absoluto de las identidades culturales de cada una de las áreas involucradas. La inversión social calculada incluye obras civiles y de servicios completos, como aguas, descargas cloacales y provisión energética. Los profesionales que están elaborando la redacción definitiva del proyecto aclararon que apuestan por la utilización complementada de nuevas tecnologías. También destacaron que los futuros titulares del derecho a la vivienda, a la educación y a la salud podrán participar en el diagnóstico de sus necesidades, y que, en ese sentido, las flamantes Casas Compañeras de la CCNP, lanzadas por Mariotto como espacios de nueva militancia en favor del proyecto que encabeza la presidenta, serán cruciales para la puesta en marcha concreta de los módulos de trabajo que prevé el VES Inclusión.
Se trata de una iniciativa “solidaria”, por lo cual la titularización de la vivienda-propiedad podrá efectivizarse por dos vías: mediante créditos blandos para quienes cuenten con empleo y fuentes de ingresos regulares, o a través de subsidios fijos con contraprestaciones laborales, a ejecutarse mediante la participación activa en los procesos de construcción, lo que, además, implica la capacitación social para futuros emprendimientos cooperativos.
Por suerte para los argentinos, entre las prácticas políticas del flamante siglo XXI están sobresaliendo aquellas militantes y republicanas, reestablecidas a partir de 2003, gracias a la impronta ejercida por Néstor Kirchner, recuperadora de las mejores tradiciones participativas, más allá de los dictados de los poderosos de siempre y de sus dispositivos ideológicos. Por suerte.

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