martes, 22 de marzo de 2011

El conductor que equivocó la táctica

Tiempo Argentino
22 de marzo de 2011

Por Hernán Brienza Periodista, escritor y politólogo.

A poco más de 24 horas del al menos polémico escrutinio de las elecciones en Chubut, las esquirlas de los resultados hicieron mella en los principales actores políticos de la región. El silencioso gobernador electo Martín Buzzi aportó poco y nada, aun a pesar de ser el supuesto ganador de la jornada, y Mario Das Neves, el hombre que quiso dar el gran salto a la escena nacional, anunció que se bajaba de la interna del Peronismo Federal porque, según dijo, “se necesita un sinceramiento del PF”.
Desde la lógica política más cruda y cruel era obvio que el gran perdedor de las elecciones del domingo no era “el triunfalismo kirchnerista”, como intentó imponer el diario Clarín, sino justamente el protagonista durante los últimos años del poder chubutense. En una extraña parábola, Das Neves pasó de ser el “delfín patagónico” del modelo nacional y popular a la promesa sureña del PF opositor con una escala, en 2008-2009, en la estación de la independencia-traición, según cómo se mire. Y tras haber comandado una de las provincias más beneficiadas por los planes nacionales de obra pública, lo que le permitió construir casas, escuelas, hospitales con fondos que provenían de Nación, ganó por una nimiedad de 1500 votos, si no es que, como denunció el kirchnerismo, no hubo manipulación de datos o directamente fraude.
Es decir, en términos estrictamente peronistas, Das Neves es un conductor de segunda línea que equivocó la táctica, por lo tanto, pierde las virtudes como líder del espacio.
Pero hay más. Los sucesos del domingo a la noche ponen al dasnevísmo en una situación incómoda respecto del gobierno nacional. Si en octubre gana las elecciones la presidenta Cristina Fernández, ¿cuál sería la posición institucional y política de Buzzi respecto de la Casa Rosada? Con un Das Neves, ya fuera de la escena y con las sospechas de haber llegado al poder de manera poco clara, sería de una gran precariedad política. Excepto, claro, que se abra una nueva negociación con un nuevo esquema de lealtades y encolumnamientos. ¿Y el Peronismo Federal? Debilitado, debilitado. No puede ganar con claridad ni siquiera en los distritos en los que es oficialismo.

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