martes, 5 de abril de 2011

El día que Clarín confesó sus métodos parapoliciales

Tiempo Argentino
5 de abril de 2011

Por Demetrio Iramain Director de la revista Sueños Compartidos.

El conflicto sindical entre Artes Gráficas Rioplatense y su Comisión Interna sumó otro capítulo: la confesión por parte del Grupo Clarín de que las prácticas persecutorias y parapoliciales que los delegados denunciaron mediante la protesta del domingo 27 de marzo eran ciertas.
Yo no creía que la democracia estuviera en riesgo, pero quizás deba volver a pensarlo al observar cómo se comportan sus conspicuos defensores, que recurren incluso al espionaje para justificar sus más bajas picardías.
Con la inescrupulosa grabación en audio y video de una conversación entre autoridades de la empresa y el delegado Siri, y que el multimedios mostró durante todo el domingo, sin ruborizarse siquiera, producida más de un mes antes, y exhibida públicamente una vez arribado el conflicto a su máxima expresión, el Grupo confirma que las denuncias de los gremialistas eran verdaderas.
El vergonzoso video contiene escenas de alto contenido antidemocrático, pero no por parte del delegado, como quiere presentarlo la empresa, sino por los gerentes de la compañía, que operan miserablemente sobre la Comisión Interna.
Cualquier representante gremial que discute desde el jabón líquido en los baños de los trabajadores hasta cuestiones tan sensibles y explícitamente políticas como el libre ejercicio de la representación sindical, presumiría de sus contactos y solidaridades externas, tanto más tratándose de una patronal tan refractaria a la acción gremial.
¿Acaso no se jacta Clarín de sus vinculaciones con la SIP, ADEPA, ElPaís de España, y el Grupo A en el parlamento?
Si un delegado va a discutir sobre derechos sindicales, ¿no pondría sobreaviso a sus interlocutores de sus amistades con miembros del gobierno que tiene sobre la empresa facultades de contralor, y que ha hecho de la defensa de los derechos laborales una política de Estado? Si va a plantear medidas de fuerza, ¿evitaría mostrar sus acuerdos con la CGT y la empatía con sus gremios más influyentes? Claro que no.
Recuerdo una escena de la película La Noche de los Lápices, en la que un inocente alumno de la escuela secundaria (que hace las veces de Pablo Díaz), afirma con ingenuidad y ternura, en el medio de una asamblea que debe resolver una acción de protesta por el boleto estudiantil, poder conseguir para la marcha el apoyo de una organización guerrillera.
Una puja gremial supone siempre presión; a veces la pugna se resuelve por consenso, otras comprende medidas de fuerza. Pero eso jamás puede ser calificado de extorsión. Clarín se tutea con el Código Penal, tanto que ha perdido la distancia que debe mantener con él: jueces mediante, sólo atiende la parte que lo beneficia, y nunca sus obligaciones.
Que una Comisión Interna se plante firmemente ante un patrón no constituye amenaza. Jamás. Para evitarles esas coacciones con que podrían correrlos los patrones, entre otras garantías, están los fueros gremiales de los que gozan los delegados.
Por lo demás, Clarín se contradice cuando afirma que el conflicto es político y no gremial, y cifra el supuesto “chantaje” en 9 millones de pesos. Cualquiera se da cuenta que si la puja fuera exclusivamente política, entonces no tendría precio.
El conflicto efectivamente es por dinero, Magnetto, con todo lo político que ello tiene: hay unos cuantos trabajadores que fueron sancionados por su compromiso sindical mediante el no pago de su salario durante los últimos ocho años. La eventual reparación civil, en dinero contante y sonante, a los trabajadores por daños y perjuicios, sueldos caídos, despidos arbitrarios y violaciones en cadena a la ley laboral, sumarían quizás más que ese monto, salvo un detalle, nada leve por cierto: los trabajadores y sus familias ya no pueden esperar a que otro juez ordene indemnizarlos, y la parte condenada apele, y un tribunal de alzada confirme o no la sentencia. Ellos precisan el dinero hoy. Ya. Son trabajadores. Cuentan sólo con su fuerza de trabajo para subsistir.
Así las cosas, y viendo en TN con cuánta fuerza y convicción el delegado Siri enfrenta a sus patrones, yo también quisiera tener una Comisión Interna como la de AGR. Usted, lector, ¿no, acaso?

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