Por Eduardo Fontenla
Especialista en cooperativismo (UMSA).
Tiempo Argentino
10 de enero de 2011
El proyecto de participación laboral en las ganancias en general y el Fondo Solidario en particular vienen a reparar, de alguna manera, los daños sociales que provocó la política económica neoliberal que se instauró en la Argentina a partir de la última dictadura militar. En este sentido, considero que la creación de un Fondo Solidario de estas características, al incentivar la regularización del trabajo, contribuye a que en esa relación laboral terminen ganando todos: empleado, empresa y sociedad en general.
Es decir, se trata de algo que excede a la mera relación entre empleado y empleador. El trabajador es el eslabón más débil de la relación laboral, y esa vulnerabilidad se intensifica cuando está en negro. La permanencia de niveles altos de empleo no registrado torna más frágiles a las sociedades, en tanto que la formalización contribuye a la paz social. Además, ya no tienen asidero los argumentos de muchos empresarios que dicen que este proyecto desincentiva a las inversiones, o que implica una cogestión.
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