Por Alejandro Horowicz
Escritor y político
Para Tiempo Argentino
10 de enero de 2011
Los 944 kilogramos de cocaína azotan la política nacional. Tres retoños de la dictadura burguesa terrorista amamantados por el menemismo, hijos de oficiales superiores de la Aeronáutica, fueron sorprendidos in fraganti por la policía española, mientras piloteaban un jet de su propiedad con más de 60 millones de dólares en cocaína.
La noticia impulsada en los apellidos restallantes de los narcos, en su vinculación con el establishment político nacional, ganó la tapa de los diarios y dinamizó la veraniega interna-externa de los partidos.
Vale la pena considerar la tenue pero precisa trama societaria que vincula a la Aeronáutica, a los negocios de sus integrantes – legítimos y de los otros – con el Estado nacional, y sus principales dependencias. Como se trata de operaciones públicas fechadas, la operatoria de Medical Jet terminó siendo un secreto a voces. Nadie ignora los vínculos entre los hijos del brigadier Juliá y el PAMI, ni los de Medical Jet con Luis Barrionuevo -la seguidilla de viajes a Catamarca, para citar un solo ejemplo-, ni los de Barrionuevo con el PAMI, hasta por lo menos 2003. Como se trata de una concatenación presuntamente non sancta –los delitos todavía no han sido probados en sede judicial– conviene ser prudente y detenerse en las implicaciones. Es decir, no es razonable sumar a la cadena de connivencias delictivas a los gastronómicos, ni a los habituales interlocutores políticos del dirigente sindical, ni siquiera al propio sindicalista que después de todo se limitó a favorecer a una determinada empresa, en un negocio. Pero a nadie se le escapa que integrar semejante serie no es exactamente inocuo. Sobre todo, en los días que corren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario