Tiempo Argentino
3 de abril de 2011
Por Hernán Cocchi
Goldaracena es el funcionario judicial que informó a la jueza Arroyo Salgado que la caja fuerte con las muestras de ADN había sido violada. Es también quien dio la orden de que no se tomaran imágenes del Matthew Steven Hankins.
Un viejo Premio Nobel de Literatura afirmó hace muchos años que “la casualidad es un desenlace, pero no una explicación”. La frase bien podría resumir una serie de eventos presuntamente azarosos que transcurrieron el 23 de marzo pasado en la entrada al Aeropuerto Internacional de San Fernando cuando dos agentes de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) secuestraron dos fusiles flojitos de papeles de un BMW con patente diplomática.
Esta vez, la “casualidad” llevó a Fernando Goldaracena al Aeropuerto Internacional de San Fernando luego de que dos agentes de la PSA hallaran las armas en el asiento trasero del lujoso auto.
Tal como anticipó Tiempo Argentino el jueves pasado, el secretario del juez Conrado Bergesio ordenó tomar fotografías del vehículo, de la carabina Browning calibre 325 y del fusil Tikka T3. Pero indicó que no se registren imágenes de Matthew Steven Hankins.
Sin embargo, la “desprolijidad” se transformó en suspicacia: Goldaracena es el funcionario judicial que se presentó ante la jueza Sandra Arroyo Salgado para informarle que se “había roto” una manija de la caja fuerte que guardaba celosamente una de las tres muestras de saliva y sangre tomadas a Marcela y Felipe Noble Herrera, los herederos de la dueña de Clarín.
La historia comenzó el 29 de diciembre de 2009. Los jóvenes debieron someterse a extracciones de sangre e hisopados de saliva que debían utilizarse en los análisis de ADN ordenados por la justicia para determinar si son hijos de desaparecidos. Esas muestras se dividieron en tres partes iguales: dos quedaron en poder del Cuerpo Médico Forense y la otra fue entregada al juzgado de Conrado Bergesio. Sin embargo, esta última nunca fue entregada a la remplazante del magistrado, Sandra Arroyo Salgado.
El 11 de mayo del año pasado, la jueza descubrió que el sobre estaba dentro de una caja fuerte y determinó que las llaves debían quedar a cargo de Goldaracena, quien es titular de la Secretaría Nº 6.
Ella era la única persona que podía autorizar la apertura. Tres días después, la manija de la caja fuerte apareció rota, aunque no había sido abierta. Para qué y por qué intentaron forzar la puerta blindada todavía es una incógnita.
La otra pregunta por responder es quién intentó acceder a las muestras sin la autorización de la jueza. Hablando de “casualidades”, Goldaracena fue el encargado de informarle a Arroyo Salgado sobre el misterioso hecho.
La casualidad no es una explicación. El mismo Goldaracena fue el enviado por Bergesio para iniciar la causa por tenencia y portación ilegal de armas contra el mecánico de aviones de la Embajada de los Estados Unidos.
El mismo Goldaracena quien ordenó no tomarle fotografías a Hankins en San Fernando. El mismo Goldaracena quien caminó por los tribunales de San Isidro con la manija de la caja fuerte violada donde se custodiaban las muestras de los herederos de Ernestina Herrera de Noble.
Cabe recordar que en abril del año pasado, la Cámara Federal de San Martín aceptó un pedido de recusación de Bergesio presentado por los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo. El tribunal de alzada separó al juez de la causa por una serie de irregularidades en la investigación.
Más “casualidades”: Fernando Goldaracena comparte nombre y apellido con su padre, un conocido abogado penalista especialista en defender represores en los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura.
Algunos de los clientes más famosos del letrado fueron el almirante Armando Lambruschini en el juicio a las Juntas Militares realizado en 1985. Además, representó al marino Alfredo Astiz, al vicealmirante Antonio Vañek y al médico castrense Jorge Magnacco, acusado de apropiarse del nieto de la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Roisinblit.
Si bien la ciencia no acepta que se pueda heredar ideología a través del ADN, los dos Fernando Goldaracena comparten un patrón político y genético.
Por orden de Goldaracena, la justicia no cuenta con una foto de Hankins, quien aún no está imputado en la causa por las armas secuestradas en San Fernando. El “contratista” puede circular libremente por la Argentina y salir del país sin inconvenientes hasta tanto se resuelva su situación procesal. “Casualidades”.
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