domingo, 29 de mayo de 2011

Denuncian el caso de un banquero despojado durante la dictadura

Tiempo Argentino
29 de mayo de 2011

Por Gimena Fuertes

Eduardo Saiegh era propietario del Banco Latinoamericano cuando en 1980 fue secuestrado y torturado “para que confesara algún delito que justificara que se llevaran las acciones de Austral” depositadas en caución.


La mañana del 31 de octubre de 1980 Eduardo Saiegh, propietario y vicepresidente ejecutivo del Banco Latinoamericano, estaba trabajando en su oficina cuando una delegación de 30 policías armados entró y copó el lugar. Se llevaron las acciones de la aerolínea Austral y también al banquero, al que torturaron durante una semana dentro de la dependencia policial del Banco Central de la República Argentina. Después de más de 30 años, y largos procesos judiciales infructuosos, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación se presentó como coquerellante en la causa para impulsar la investigación sobre las responsabilidades del ex ministro de Economía de facto José Alfredo Martínez de Hoz, su par de Interior Álbano Harguindeguy y Alejandro Reynal, vicepresidente del BCRA en esos hechos.
“Sufrí una semana de torturas, fue mi semana trágica”, sintetiza Eduardo Saiegh. “Cuando entraron al banco no entendíamos nada, los policías hacían preguntas sin sentido porque no sabían a qué habían venido. Después nos llevaron a mí y cuatro gerentes más a la división Bancos de la Policía Federal que estaba en el Banco Central de Mitre y 25 de Mayo, y ahí mismo empezaron las torturas. Me hacían el submarino delante de los gerentes de mi banco. Después me pegaban con toallas mojadas para que confesara algún delito, algo que les justificara la liquidación del banco para poder llevarse las acciones de Austral y concretar la estatización”, relató Saiegh a Tiempo Argentino.
En el Banco Latinoamericano estaban guardadas las acciones de Austral en garantía de un préstamo que les habían otorgado por 7 millones de dólares. “Mi banco era el único acreedor privado”, declaró el empresario ante el juez. Tras el robo de las acciones, presionaron a Saiegh para que se “autoliquiden voluntariamente”. En ese momento el vicepresidente del BCRA era Alejandro Reynal, primo hermano de William Reynal, principal accionista de Austral Líneas Aéreas.
La denuncia de Saiegh se asemeja a la de Lidia Papaleo, quien fue despojada de la empresa Papel Prensa, y a la de los hermanos Iaccarino (ver aparte), quienes eran dueños de una empresa láctea y la perdieron. También es similar al caso de los empresarios Gutheim, causa que puso en prisión domiciliaria a Martínez de Hoz.
“Los militares hacían la tarea sucia y los civiles se quedaban con todo. Les tiraban a los militares los huesos. Después de que se quedaron con mi banco, me dejaron en manos de la policía. Pero ya no sabían qué hacer conmigo, no me podían fusilar porque estaba en el departamento policial dentro del banco. Por eso me insistían para que me suicidara. Me pusieron un revólver sobre la mesa. ‘Liquidate, turco, te va a salir más barato’, me dijeron. ‘Si es barato, el turco negocia’, les contesté. Les pagué en cuotas y me quedé en silencio. Tuve que pactar porque sabían todo de mi familia, señora y mis hijos”, recuerda.
Saiegh recién pudo radicar una denuncia meses después por extorsión contra Martínez de Hoz, Reynal y Harguindeguy. En 1983, con la democracia, también hizo la denuncia por torturas.
En 1997, la DAIA presentó el caso ante el Juzgado Central de Instrucción Nº 5 de los de la Audiencia Nacional de Madrid, entonces a cargo del Juez Baltazar Garzón “por presunto delito de Terrorismo y Genocidio”, cometidos durante la última dictadura cívico-militar, y según destaca la presentación de la Secretaría de Derechos Humanos. Recién ahora su caso se enmarca dentro de los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado en el país y es impulsado por la Unidad Especial de Investigación de Delitos de Lesa Humanidad con Motivación Económica recientemente creada por el gobierno nacional. El Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, se presentó como querellante y pidió la detención de Martínez de Hoz y Reynal, acusados de autores intelectuales del secuestro y tortura de Saiegh para quitarle acciones del Banco Latinoamericano del que era dueño. Ahora Saiegh y Duhalde esperan ser aceptados como querellantes por el juez Rafecas.
Otra de las características de este caso que lo ligan a Papel Prensa es la intención de despojar a los empresarios judíos de sus bienes. Eduardo Luis Duhalde citó en su presentación el informe de la DAIA. “Los empresarios judíos eran incluidos en los operativos de secuestro con el fin de obligarlos a autoliquidar sus bienes, entregándolos a funcionarios ligados a la dictadura militar. En algunos casos, eran ‘liberados’ a partir del desapoderamiento de bienes (fue así, por ejemplo, el caso de José Siderman y de Eduardo Saiegh). Llama la atención la similitud ideológica de estas operatorias con las prácticas de ‘arianización’ de la propiedad practicadas por el nazismo, en las que los propietarios judíos eran desposeídos de sus bienes”, destacó el funcionario.
Luego del despojo, Saiegh siguió trabajando como arquitecto. Hoy vive con custodia. “Si no hay justicia esto se puede volver a repetir. El poder político de turno puede volver a aprovechar para robar bienes, sobre todo cuando se ensañan con una comunidad”, advirtió.

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