domingo, 20 de febrero de 2011

“En la guerra cultural siempre se tira con munición gruesa”

Teimpo Argentino
20 de febrero de 2011

Por Lidia Fagale
Secretaria General de la UTPBA.


La guerra a la cual nos veíamos enfrentados era una guerra eminentemente cultural”, afirmaba el por entonces general Acdel Vilas en 1975, año del Operativo Independencia llevado a cabo por el ejército en la provincia de Tucumán. Dicha afirmación, consignada en su Diario de Operaciones por el ya fallecido Vilas, anticipaba una de las líneas de intervención estratégicas del terrorismo de Estado y que se aplicaría de modo sistemático en la Argentina a partir del golpe, un año más tarde. Esa guerra invocada es la que explica la relación entre medios de comunicación y dictadura o su resultante, el vínculo necesario entre terrorismo de estado y terrorismo cultural. Para cumplir con sus objetivos en este plano, la dictadura militar requería de cuadros capaces de activar en favor del modelo de país por el que se masacraba en sus catacumbas. Quienes militaron para el terrorismo de Estado no fueron sólo aquellos que participaron directamente en el ejercicio del terror militar y en el enfrentamiento directo con la lucha armada. También –y aún están– quienes lo hicieron como parte de la logística cultural que pretendió justificar el genocidio planificado. Este modo de acción contó desde la sociedad civil con la asistencia y participación de muchas de las empresas periodísticas, intelectuales y periodistas.
Esta relación y su dinámica es, precisamente, la que vuelve a exhumar la foto del centro clandestino de detención conocido como la Escuelita de la localidad de Famaillá, por la que fue citado a declarar el periodista Joaquín Morales Solá ante el juez Daniel Bejas en la causa que investiga los delitos de lesa humanidad cometidos en Tucumán.
Lejos de ser una foto fija en el pasado –y más allá de lo que llegue a ventilarse en sede judicial a partir de este caso– lo relevante es la vigencia de la disputa en torno de las ideas y las concepciones en las que se sostuvieron y sostienen los que han participado de tamaña contienda. En definitiva, en la guerra cultural siempre se tira con munición gruesa.

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