miércoles, 23 de febrero de 2011

La trama que derribó a Pedraza

Tiempo Argentino
24 de febrero de 2011

Por Claudio Mardones

Los propios miembros de la Unión Ferroviaria dejaron su rastro antes, durante y después del 20 de octubre, según se confirma en las escuchas obtenidas por la justicia. Con la conducción presa, el sindicato quedó al borde de la crisis.


Hasta que salió esposado de su lujoso departamento en el barrio de Puerto Madero, el secretario general de la Unión Ferroviaria (UF), José Pedraza, estaba seguro del poder de sus influencias. Hasta ayer creyó que le servirían para zafar de la investigación judicial por el asesinato de Mariano Ferreyra. Tenía razones para suponerlo: a partir de 1991 pudo sobrevivir a la destrucción de 90 mil empleos ferroviarios y desde entonces se mantuvo en el poder, a pesar de la entrega casi total de Ferrocarriles Argentinos. Pero una serie de escuchas realizadas por la justicia federal derribaron sus esperanzas y dejaron en evidencia una compleja trama de complicidades que comenzó pocos días antes, cuando su propio sindicato se encargó de convocar a 120 empleados tercerizados para emboscar y atacar a los militantes del Partido Obrero que habían resuelto cortar las vías del ferrocarril Roca para exigir la incorporación de los contratados en condiciones precarias.
Para muchos hasta allí llega la historia conocida, pero los últimos eslabones de esa conexión terminaron de confirmarse esta semana, cuando un allanamiento, previo a la detención, permitió el descubrimiento judicial de documentos que confirman la conexión de Pedraza y su segundo, Juan Carlos “Gallego” Fernández, con la red de cooperativas que tercerizan a centenares de trabajadores al servicio de la Unidad de Gestión Ferroviaria de Emergencia (UGOFE), el consorcio integrado por Ferrovías, Metrovías y Trenes de Buenos Aires que se hizo cargo de los ramales Roca, Belgrano y San Martín luego de que el gobierno nacional le quitara la licencia al empresario Sergio Taselli.
Una fuente vinculada a la investigación, reveló a Tiempo Argentino que las pruebas recogidas son tan contundentes que permiten demostrar la complicidad entre Pedraza, Fernández y los gerentes del consorcio ferroviario controlado por el Grupo Roggio y por el holding Cometrans, perteneciente a Claudio Cirigliano. Los investigadores presumen que en los días previos a la emboscada del 20 de octubre, tanto empresarios como sindicalistas estaban de acuerdo en impedir la movilización en la que participó Ferreyra. No sólo está probado que Pedraza trató de avisarle al gobierno antes de la emboscada, sino que las escuchas que tiene el expediente demuestran “que estaban siguiendo el ataque minuto a minuto hasta que llega una llamada del Gallego, que le ordena a las dos patotas que abandonen el lugar porque hay un muerto”. Las dos patotas estaban compuestas por 80 trabajadores tercerizados de UGOFE y por 40 de Ferrobaires. Entre las pruebas, que incluyen pedidos de licencia para esos trabajadores por parte de la UF, también hay un documento que promete nuevos implicados. Se trata del fax en el que un gerente del área de recursos humanos de UGOFE otorga la licencia, con goce de sueldo, para los protagonistas de la emboscada.
En ese contexto, el caso puede llegar a las puertas de la subsecretaria de Transporte Ferroviario, a cargo de Antonio Guillermo Luna, un antiguo dirigente del gremio de los maquinistas (La Fraternidad), que también tendría vínculos con el entramado de Pedraza y la UGOFE, desde la cartera de Transporte, conducida por Juan Pablo Schiavi. Con la detención de Pedraza y Fernández la UF queda con su conducción encarcelada y al borde de la intervención. La primera señal de esta crisis estalló ayer, cuando la UF convocó al paro total de trenes. No la acataron muchos, salvo un ramal del Mitre y todos los del Roca. Cuando la medida encalló en el fracaso, el Ministerio de Trabajo llamó a una extraña conciliación obligatoria, ya que este conflicto, desatado por la detención de Pedraza, no se puede retrotraer a sus comienzos. Para hacerlo habría que liberar a Pedraza, que sigue tras las rejas en el primer caso que investiga un crimen político y llega a sus responsables mediatos e intelectuales con la cárcel como castigo. Todo a 20 días de que se cumplan 18 años del 10 de marzo de 1993, cuando partió el último tren de Ferrocarriles Argentinos, con la anuencia silenciosa del gordo Pedraza, que por esos días estaba a punto de transformarse en un pujante empresario del menemismo.

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