sábado, 7 de mayo de 2011

Carta a Tiempo Argentino

Tiempo Argentino
7 de mayo de 2011

Por Eduardo de la Serna Sacerdote. Coordinador del Grupo Nacional de Curas en Opción por los Pobres.

Una importante solicitada, con un también importante número de periodistas, se dirigió a la SIP en su reciente visita al país. Y luego de la solicitada hubo una reunión de la SIP con periodistas que le informaron sobre Papel Prensa, el caso Almada, la probable apropiación ilegal de los jóvenes “Noble” Herrera, sobre los temas sindicales en Clarín, la nueva ley de la democracia sobre Comunicación Audiovisual, sobre la censura del monopolio de cable con respecto a otros canales. ¿Es que acaso los periodistas que visitaron a la SIP son tan ingenuos de creer que serían escuchados, entendidos y recibidos? ¡¡¡Por favor!!! ¡¡¡Un poco de sensatez!!!
¿Cuándo una delegación con los mejores cerebros y los mejores argumentos pudo convencer a una “misión” del FMI?
¿Cuándo una Asamblea casi en pleno en la ONU pudo convencer al Reino Unido a sentarse a negociar el tema “Malvinas”?
¿Cuándo –aunque se tenga toda la razón del mundo– sirve de algo el encuentro con uno que se cree superior y poderoso y quiere imponer su poder y superioridad sobre otros a los que desprecia?
Esto no implica que se deba renunciar al diálogo, que es imprescindible; pero en estos casos, no parece más que testimonial; para que quede claro quiénes son, y “dónde se paran”.
La SIP parece actuar y presentarse como los “poseedores de la verdad en lo que a libertad de expresión” se trata. Y –debo decirlo, aunque a modo absolutamente personal– ¡¡¡me importa un perfecto rábano la opinión de la SIP!!! Como no me importa lo que diga el FMI. Y cuando se paran desde su supuesto poder para decir que los probables hijos de desaparecidos son cosas de familia, le faltan el respeto a un país; cuando cuestionan una ley de la democracia sobre la que nadie les reconoce derecho a opinar, le faltan el respeto a un país; cuando reconocen el derecho de un medio (= ellos, claro) para censurar periodistas, o aceptan que un medio (o dos) tengan el monopolio del papel prensa, le siguen faltando el respeto a un país. Esto no hace sino confirmar que Tiempo Argentino se equivoca. Salvo que la intención sea testimonial y que quede claro en público qué cosa es esa SIP, pretender ser escuchados es una ingenuidad. Y casi una pérdida de tiempo. Y preocuparse por lo que digan es casi como prestar atención a las críticas de Macri, o creer que De Narváez ahora es progresista, o creer en los augurios de Carrió, o creer que Alfonsín sabría gobernar. Demasiada ingenuidad, amigos de Tiempo, demasiada.

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